Mensaje, José Coronel |
Hace años, al ingresar a
Brasil por carretera, desde un país latinoamericano, la bienvenida de los
oficiales fue indicarnos, con bastante brusquedad, que saliéramos del coche
para fumigar su interior. Mientras observábamos la acción, también fuimos
rociados por el mismo spray, a una distancia más o menos prudencial, que
dirigió hacia nosotros el militar.
El olor intenso del
insecticida hizo que nos sintiéramos como unos bichos. No se apartó de nosotros, a pesar de recorrer, ventanas abiertas, una
carretera muy larga, por alrededor de más de cuatro horas, hasta alcanzar la
ciudad de Boa Vista, donde finalmente con un buen baño, se disipó el
nauseabundo olor.
Hoy hemos visto como en un
local comercial asiático que cumplía, al parecer, con todos los requisitos para
abrir en esa primera fase del desconfinamiento, implementado en Madrid, como
tomaban la temperatura de clientes
necesitados de ingresar al
establecimiento.
La sorpresa generalizada
llevaba a desistir entrar o simplemente dejar que el aparato midiera. Arrojado
el resultado, el encargado permitía o impedía el acceso del público.
En esta nueva realidad que
toca vivir y mientras llega la tan ansiada regularización de las actividades,
tendremos que adaptarnos a cosas tan incomodas, como haber permanecido en casa,
por el tiempo necesario de control de la propagación del virus.
De todas formas la normalidad
de nuestra antigua vida no es plato
exquisito ni mucho menos. Mejorada sí podría tener sabores exóticos. Los viejos
hábitos de la existencia parecen en estos momentos estorbar y este asunto está
bastante más generalizado de lo que se cree.
La vida bien mereció este
alto en el camino. Las consecuencias que yacen y subyacen serán los asuntos a
resolver con sagacidad e inteligencia, desnudados los viejos hábitos.
Desde hace mucho tiempo
sabíamos que continuar era peor que hacer un alto.
Por ello hemos recibido
este mensaje del universo. Una carta jugada por nosotros mismos.
Toca una vez más crear,
inventar, evolucionar. Abrazar lo bueno, dejar atrás lo que no podemos
transformar.
Soy Marisol, Chachito
limpia su pata izquierda. Tu recuperación es fuente de inspiración para todos
quienes te rodean y cuidan con mimo y profesionalidad.
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