Fronteras del presente, José Antonio Fondevila |
Posiblemente, la próxima
semana podremos visitar a familiares. Después de no poder hacerlo por más de
mes y medio. Ya hay una cuenta regresiva y los debates en la tele, emisoras y
redes sociales, continúan.
En las posiciones políticas,
ya no se trata de irreconciliables enfoques en la superficialidad o en la base.
Se trata de la oportunidad, de aprovechar la situación, sin medir las
consecuencias políticas que traerán. El toro que más brama cree que puede
conquistarlo todo.
En la naturaleza animal
pareciese que esto tiene un sentido (reproductor, de naturaleza sexual) pero en
el caso de la naturaleza vegetativa, es más bien la sutileza y la variedad lo
que infunde paz. En la naturaleza humana
se condensan ambas tipologías y mucho más.
Mientras vamos planificando
cómo llegar hasta dónde está nuestra familia, pidiendo consejos de si poder
abrazarles o no; cargar el frasco de alcohol como botella de agua de
hidratación; aunado a la mascarilla que aquí le dicen también barbijo (una
palabra que produce algo en la garganta cuando se pronuncia); guantes y el kit
desinfectante; observamos, como el desafío principal que se nos presenta no es
de forma; es de fondo.
Durante los ensayos de las
fases del desconfinamiento, ya se han visto todo tipo de comportamientos, parecidos
a los que se ven en los congresos de las naciones. Siempre hay altisonantes, rebeldes, capciosos,
enemistados con la humanidad, agresivos y hasta rumiantes.
Hay una especie de
frustración, negatividad hacia el futuro; bendecida por esa realidad que hemos
creído existe, por los medios de comunicación.
Por eso debemos aprender
más observando la naturaleza vegetal, como hizo
el propio Antoni Gaudí, para consagrarla arquitectónicamente, como
conexión entre el hombre y la inteligencia amorosa del universo.
Con alegría si podemos o
no abrazar. Con confianza por todo lo que vendrá. Si entristece la sombra de la
perdida, cuanto antes atravesamos los peldaños del duelo, antes alcanzaremos la
paz interior.
Nuestro reencuentro no es
una celebración, es el natural recibimiento a hábitos sanos, con cambios puntuales en nosotros mismos que
permitirá, si nos dejan, nuevo futuro.
Ojalá sea tan feliz como
mesurado.
La energía que pongas en
tu recuperación tendrá también ese aire fresco que se necesita para mejorar
alrededor. Ánimo. Mi gato duerme, a él le ha hecho bien ésta parada obligada,
en cuanto al conocernos y respetarnos mutuamente.
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