Manuel López, Agustín Yanel y José Membrive |
Los medios de comunicación,
eterna paradoja. Mientras las grandes empresas se promocionan a través de la
imagen de los profesionales del periodismo y alcanzan los niveles de éxito que
sospechamos (tanto en ganancias monetarias como en prestigio), los periodistas
prestados a esa venta pierden respeto al igual que una profesión que se debe
por sobre todas las cosas a la libertad de expresión.
Esa intangible perdida no parece
perjudicar ni a las empresas que los contratan, ni tampoco a ellos mismos, que
van escalando el espiral de la fama; y, aunque se insista en una ética ligada a
todas las cosas que promocionan y realizan, en su mayoría, asociadas a los criterios
de calidad que se han cultivado con la trayectoria profesional, para cualquiera
que no se deje seducir ni por el medio ni por el mensaje, el asunto es un
negocio más, una transacción comercial, de beneficios para ambas partes.
Las motivaciones económicas además
tienen un embrujo sobrevalorado en un mundo que a diario paga sus
consecuencias, por banales que sean, porque en nada pareciese perjudicar que un
periodista del noticiero o un programa de opinión venda una pasta alimenticia o un seguro de
coche.
Si la publicidad es independiente
del programa, es decir, lanzada dentro del espacio destinado a ello el asunto
reporta una organización más deseable, pero si dentro de una transmisión el
periodista mientras hace denuncias ofrece un yogur cremoso, el hecho pasa a
ser hasta lastimoso. Basta con escuchar cómo cambia el tono de voz de comunicador:
de la agresividad de la denuncia, a la dulzura y sonrisa de la venta.
Todos estos pensamientos y
reflexiones sobre esta profesión llena de contrasentidos despertaron de su adormecimiento, la noche del lunes 14 de octubre, cuando el profesor emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona, Manuel López, presentó el libro La ética y los periodistas que hacen publicidad (una promiscuidad prohibida, pero tolerada por la profesión) realizada en el periodo de 1997-2018, editado por Ediciones Carena.
Las empresas e instituciones que invierten en los medios de comunicación mal entienden su relación. Pretenden ser intocables mientras que los finos hilos de la independencia informativa pasa por su subsistencia económica. Una difícil relación de poder que no ha contado con el respeto a los principios establecidos en normas nacionales y universales, desde hace mucho tiempo, además.
Revisables, discutibles y aplicables no sin antes pasar por un esfuerzo colectivo que bien vale.
Las empresas e instituciones que invierten en los medios de comunicación mal entienden su relación. Pretenden ser intocables mientras que los finos hilos de la independencia informativa pasa por su subsistencia económica. Una difícil relación de poder que no ha contado con el respeto a los principios establecidos en normas nacionales y universales, desde hace mucho tiempo, además.
Revisables, discutibles y aplicables no sin antes pasar por un esfuerzo colectivo que bien vale.
El libro fue debatido en la Asociación
de Prensa de Madrid donde un grupo de asistentes ofrecieron reflexiones sobre
un tema que es antipático y complejo, a la vez, para la comunicación.
López además de docente fue
fundador de El Periódico de Catalunya donde escribió al igual que para la
agencia Efe y La Prensa, autor de otros libros sobre periodismo y de ficción,
motivado continuamente a despertar la conciencia de los estudiantes de esta profesión,
sensibilizándolos con trabajos desarrollados en Bosnia, Cuba, Colombia,
Ecuador, Israel Palestina, Sahara y Venezuela.
La conclusión principal del libro
que es de análisis académico, riguroso, formal: “De lo investigado hasta
ahora se desprende que hay un importante número de periodistas de élite que
dedican parte de su actividad profesional a realizar anuncios comerciales. Y
esto atenta contra un código ético del periodismo. Esta tendencia parece
consolidarse y ninguna entidad asociativa o sindical le pone coto”.
El vacío ético o sancionatorio obliga
entonces a investigar, debatir y
estudiar referencias como los mismos anexos del libro que contiene el Código Internacional de la Ética Periodística de la Unesco y la Resolución 2014/93
de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (Fape) con
recomendaciones muy claras de qué hay que hacer aunque en la práctica no sean
tomadas en cuenta.
En el epílogo Manuel López señala
que el publiperiodismo “avanza en lugar
de retroceder, a pesar de la existencia de numerosos códigos éticos… por lo que
se acaba… o se le da carta de naturaleza y nos olvidamos de la división y
separación entre periodismo y publicidad, y propaganda…”.
Durante la presentación del libro
estuvieron junto a López, Agustín Yanel, fundador de El Mundo y secretario
general de los sindicatos de periodismo de España y el editor de Carena, José
Membrive.
El texto está servido y es
importante, con precisiones que requerirán arrojo, honestidad y valentía.
Se lo demostramos todos los días
al mundo: dar a conocer al otro es abrir un puente, un diálogo.
¿Seremos capaces de deshilachar
tantas contradicciones en nuestra profesión? ¿Empezar a corregirlas?
Para comunicarse con el autor del libro : manellopezuab@gmail.com