martes, 15 de octubre de 2019

Publiperiodismo: de la agresividad a la dulzura

Manuel López, Agustín Yanel y José Membrive


Los medios de comunicación, eterna paradoja. Mientras las grandes empresas se promocionan a través de la imagen de los profesionales del periodismo y alcanzan los niveles de éxito que sospechamos (tanto en ganancias monetarias como en prestigio), los periodistas prestados a esa venta pierden respeto al igual que una profesión que se debe por sobre todas las cosas a la libertad de expresión.

Esa intangible perdida no parece perjudicar ni a las empresas que los contratan, ni tampoco a ellos mismos, que van escalando el espiral de la fama; y, aunque se insista en una ética ligada a todas las cosas que promocionan y realizan, en su mayoría, asociadas a los criterios de calidad que se han cultivado con la trayectoria profesional, para cualquiera que no se deje seducir ni por el medio ni por el mensaje, el asunto es un negocio más, una transacción comercial, de beneficios para ambas partes.

Las motivaciones económicas además tienen un embrujo sobrevalorado en un mundo que a diario paga sus consecuencias, por banales que sean, porque en nada pareciese perjudicar que un periodista del noticiero o un programa de opinión  venda una pasta alimenticia o un seguro de coche.

Si la publicidad es independiente del programa, es decir, lanzada dentro del espacio destinado a ello el asunto reporta una organización más deseable, pero si dentro de una transmisión el periodista mientras hace denuncias ofrece un yogur cremoso, el hecho pasa a ser hasta lastimoso. Basta con escuchar cómo cambia el tono de voz de comunicador: de la agresividad de la denuncia, a la dulzura y sonrisa de la venta.

Todos estos pensamientos y reflexiones sobre esta profesión llena de contrasentidos despertaron de su adormecimiento, la noche del lunes 14 de octubre,  cuando el profesor emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona, Manuel López, presentó el libro La ética y los periodistas que hacen publicidad (una promiscuidad prohibida, pero tolerada por la profesión) realizada en el periodo de 1997-2018, editado por Ediciones Carena.

Las empresas e instituciones que invierten en los medios de comunicación mal entienden su relación. Pretenden ser intocables mientras que los finos hilos  de la independencia informativa pasa por su subsistencia económica. Una difícil relación de poder que no ha contado con el respeto a los principios establecidos en normas nacionales y universales, desde hace mucho tiempo, además.

Revisables, discutibles y aplicables no sin antes pasar por un esfuerzo colectivo que bien vale.

El libro fue debatido en la Asociación de Prensa de Madrid donde un grupo de asistentes ofrecieron reflexiones sobre un tema que es antipático y complejo, a la vez, para la comunicación.

López además de docente fue fundador de El Periódico de Catalunya donde escribió al igual que para la agencia Efe y La Prensa, autor de otros libros sobre periodismo y de ficción, motivado continuamente a despertar la conciencia de los estudiantes de esta profesión, sensibilizándolos con trabajos desarrollados en Bosnia, Cuba, Colombia, Ecuador, Israel Palestina, Sahara y Venezuela.

La conclusión principal del libro que es de análisis académico, riguroso, formal: “De lo investigado hasta ahora se desprende que hay un importante número de periodistas de élite que dedican parte de su actividad profesional a realizar anuncios comerciales. Y esto atenta contra un código ético del periodismo. Esta tendencia parece consolidarse y ninguna entidad asociativa o sindical le pone coto”.

El vacío ético o sancionatorio obliga entonces a investigar, debatir  y estudiar referencias como los mismos anexos del libro que contiene el Código  Internacional de la Ética  Periodística de la Unesco y la Resolución 2014/93 de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (Fape) con recomendaciones muy claras de qué hay que hacer aunque en la práctica no sean tomadas en cuenta.

En el epílogo Manuel López señala que el publiperiodismo  “avanza en lugar de retroceder, a pesar de la existencia de numerosos códigos éticos… por lo que se acaba… o se le da carta de naturaleza y nos olvidamos de la división y separación entre periodismo y publicidad, y propaganda…”.

Durante la presentación del libro estuvieron junto a López, Agustín Yanel, fundador de El Mundo y secretario general de los sindicatos de periodismo de España y el editor de Carena, José Membrive.

El texto está servido y es importante, con precisiones que requerirán  arrojo, honestidad y valentía.

Se lo demostramos todos los días al mundo: dar a conocer al otro es abrir un puente, un diálogo.

¿Seremos capaces de deshilachar tantas contradicciones en nuestra profesión? ¿Empezar a corregirlas?

Para comunicarse con el autor del libro : manellopezuab@gmail.com