Poco a poco lo vamos
descubriendo: Los habitantes de este mundo vamos por rumbos inconexos: los
hombres y las mujeres por la gran variedad de caminos que existen y, los medios
de comunicación, la verdad, haciendo un papel, buena mayoría de veces, desenfocando la
realidad, a la que no juzgaremos ni agregaremos adjetivos, para bien o para
mal.
Hay una novedad y es
mundial. Ahora no se reflejan las encuestas ganadoras. Esto es una improvisación
aunque la verdad conociendo fondos e intereses más bien parece cirugía con nuevo bisturí, en el escenario tecnológico,
que casi no permite maniobras. O, más bien, la manipulación más amplia y
decadente que pueda palparse: proyectar la falsedad como verdad, desconociendo
los principios que además parecen inexistentes.
Desde hace unos diez años
hemos visto que en cuanto a elecciones presidenciales se refiere, para
referirnos al magnate que ahora es el presidente de EE UU, los medios han
jugado a presentar cosas que no son. Esto no es nada nuevo. En nuestra historia
(in) humana, hay miles de libros que
garantizan cosas que no son verdad. En arqueología, religión, astrología, arte,
ciencia -y no seguimos enumerándolos
para no presionar este escrito- la supremacía de la mentira ha sido palpable.
En nada se busca
confabularse entre los nidos de los intrigantes.
Si el ser humano ha ido de
poder en poder haciendo todo cuanto le plazca para sembrar en el reducido
espacio del ego las farsas que se van desmoronando mientras vamos despertando,
es lógico temer lo indeseable.
La vida tan corta de unos
y otros hace casi descubrir que nada o poco importó…
Los medios de comunicación
no engañan: dejamos que se
desnaturalicen porque no nos importan. Y aunque no lo admitamos o no lo
queramos ver; nos interesan cada vez menos, tal y como los conocimos hasta
ahora.
¿De qué sirve disfrazarse
de libertad cuando conocemos, todos, al amo?
La tecnología permite una
libertad de escogencia que aunque no encuentre, en primera instancia, la
profundidad ordenada que quisiéramos, como capítulos de un libro, poseemos tal
bagaje que el sentido común apenas ayuda a entender el todo.
Noticia de estos días es
que los hombres billonarios y los
gobiernos de los cuatro o cinco países más poderosos del mundo les ha dado por
aquello de poseer los cuerpos celestes. Resulta que tienen cohetes baratos para
llegar fácilmente a nuestro satélite.
Es decir, en el siglo
pasado, fueron a la luna mintiendo sobre la supremacía científica cuando se
trató de control militar y, después de muchas especulaciones sobre lo que allí
sucedió y por qué se dejo de ir, viene el siempre eterno negocio: ir hacia el astro
para arrancarle minerales estratégicos, sentar bases e ir llevando turistas
millonarios.
Y ya se están disparando las garotas financieras:
ricos, científicos y políticos del mundo dirigidos hacia ese objetivo, con las
súbitas mujeres desnudas de por medio, no lo duden.
Ofreciendo la luna, como
si les perteneciera. Y la verdad que el comentario es ingenuo porque así como
la ignorancia es atrevida, el control por todo lo que no controlan es tan desconcertante,
que hasta enriquece el alma.
Y la verdad es que creo en
el corazón, por sobre todas las cosas.
Ojalá no existieran límites
para poner en práctica otras cosas más sencillas.
Tontos y útiles.
Útiles y tontos.
Como siempre, los duros de
corazón, creen que todo lo que
conquistan es inerte (aún no se entiende que la tierra es una energía que se
mueve como el mar y como el aire).
Imagino a esa repulsiva
repartición; además, en el lado oscuro de la luna, con luces led iluminando
todo el escenario.
La materia oscura además,
no tiene nada que ver con nuestra oscuridad.
Y si los hombres desmembranan
la luna, ella verá como retornar su
canto de luz y noche profunda.
Pero todavía van más allá. Intentarán habitar el planeta de
la guerra como si a la tierra no lo hubieran convertido en eso.
Desconociendo.
Atropellando.
Nada nuevo. Hemos
aprendido muy poco.
¿Qué queda?
La respuesta es tan
sencilla que se impregna de arcoíris: todo por delante.
Empecemos.
Al plato de arroz con carne le hemos quitado la
proteína.
Podemos consumir éste
cereal solo.
¿También se acabó?
Tendremos que mascar
entonces el cilantro, hierba con el que realzábamos su sabor, aromatizándolo.
Es decir, sobreviviremos a
todo.
Pero hay que ir
despertando, de una buena vez (Notitarde, 27/11/2016, LECTURA TANGENTE).-
(http://www.notitarde.com/cuerpos-celestes/lectura-tangente/2016/11/27/1038189/)