José Antonio Fondevila |
Entramos a la galería discreta, casi secreta, de José Antonio Fondevila, en
la parroquia de Fiestras (municipio de Silleda, Pontevedra) donde tiene en
exhibición parte de su obra.
Un orden sereno y particular priva en la estancia iluminada con luz
artificial en donde cuadros y esculturas van revelando al trabajador sencillo,
perseverante y sereno que es.
El blanco siempre tiene tanto que decir.
Ha trabajado con gusto y eso se siente. Con experimentación empapada de esa
búsqueda que a veces dicta distintos caminos. Diluido en el espacio y en el
tiempo, inexistentes; capaces de materializarse a nuestros ojos, en ese paseo
sensorial-reflexivo que brindó a primera vista la obra de Fondevila.
Tras esa primera impresión, se manifestó el fondo de este creador inmerso
en su idoneidad y las ganas de liberar su vehemencia interior.
Fondevilla, el hombre serio, de mirada afilada, muy unido al silencio
pensador, nutrido por las disociadas estepas de la mente; es el mismo que
sonríe al recordar las travesuras de sus nietos y comparte generoso la compañía
de todos sus seres queridos.
Como en buena parte de todos los seres humanos en él habitan varias voces,
en ese paralelismo que parece ser la existencia.
Los que deciden ir por varios caminos, capaces de razonar con la intuición,
a oscuras, para hacerse luz, también encuentran gratas sorpresas.
Por eso es que acercarse a la obra de este autor en el mismo universo de
este salón de arte, con sus obras repartidas por las paredes, sin
sincronización en los períodos que fueron realizadas, figurando por si solas en la búsqueda que tuvo
a lo largo de los años, fue como ir atravesando poemas.
Sus conversaciones con los paisajes, con las texturas, con los mensajes de
la soledad, de las injusticias, de las armonías sencillas del campo andariego,
revelan su aria a la vida.
La ruptura de lo figurativo se volcó hacia la transmisión de un
abstraccionismo muy particular, de colores oxidados, por lo que se le escapó el
brío de los caballos al correr a sus anchas.
Alimentando una ilusión |
Inconforme y seductor
Es decir, si la mirada de cualquier espectador de su obra se hubiese pasmado
en la velocidad que dejan los potros en rápida cabalgata por la planicie,
capturaría los colores de Fondevilla, pletóricos en su corazón inconforme y seductor.
Después incursionó en el abstraccionismo geométrico y el puño certero,
buscando lo tridimensional, que también atinó en las esculturas, que como buen europeo, crea
a partir del reaprovechamiento de materiales, las buenas ideas de proyección; y,
por qué no decirlo: del reciclaje espiritual.
Europa está construida a retazos. Quizás el ánima que está en la esquina es
el hombre o la mujer que después cerca de allí, habita.
Ahí reside la grandeza de este artista plástico. La luz crece en la sombra.
Ni red ni soplos pueden atraparlas o absorberlas. La sensibilidad es insuperable
remedio para administrar todo resplandor.
Acaba de exponer en este mes de noviembre, dos de sus piezas, Piano Ondulador y Espacio Atómico en la Discovery Art Fair Frankfurt, en Alemania,
dentro del proyecto realizado por Van Gogh Art Gallery, de Madrid.
Y el pasado mes de octubre cuatro de
pinturas fueron presentadas en la sala Nagasawa de Roma, organizada por
la Asociación Internacional Galleria II
Collezionista, donde Fondevilla resultó seleccionado para el Premio Appio
Claudio, para escoger al mejor artista de 2018.
MPS:
¿Cómo
se llega a esta evolución?
JAF:
Creo
que sin darme cuenta. Por esa necesidad interior de hacer algo, de expresarme
de algún modo. Escogí la pintura porque era un medio que me gustaba. Desde
pequeño me gustaba dibujar. Esbozaba porque sí, sin más. Trazaba, copiaba.
Luego fui haciendo cosas a mi aire y sin ninguna pretensión, sin meta, sin
nada. Simplemente porque me gustaba.
Mundos de ambición |
MPS:
¿Por placer también?
JAF:
Era como una válvula de escape, como una fuga de mí mismo… no sé… necesitaba
hacer algo. Siempre trataba de transmitir aquello que me dictaba, quizás, el
subconsciente. A veces el consciente, pero no tanto. Siempre me gustó hacer una
pintura libre; hacerlo como quisiera, sin estar sujeto a nada. Una obra si se
quiere dispar, de mucho tiempo. Pasaba grandes temporadas sin hacer nada porque
tenía mi profesión, estaba muy involucrado, no tenía tiempo.
MPS:
¿Lograbas ser feliz cuando no tenías tiempo para dibujar?
JAF:
Siempre alcancé un tiempo para hacer otras cosas. Ese refugio comenzó por
motivos y circunstancias familiares. Tuve una vida bastante dura, por así
decirlo. Comencé, para escapar, estudiando electrónica. Luego pasé a la pintura
porque la primera como ciencia no me saciaba lo que yo pretendía. Un día en una
revista vi que había unas becas para estudiar pintura por correspondencia. Las
daba el Ministerio de Información y Turismo. Mandé la solicitud. Al cabo de un
tiempo me contestaron: la tenía concedida, condicionada a que no podía
suspender ningún examen. Hice el curso, me fue bastante bien, y después seguí
por mi cuenta; haciendo cosas, leyendo libros, yendo a exposiciones. Tratando
de entender a los grandes maestros.
Entre el símbolo y el concepto |
Libertad
e ilusión
MPS:
¿Fondevila se siente mejor en el abstraccionismo geométrico?
JAF:
Quizás, porque si hubiese hecho una carrera hubiese estudiado matemáticas o
física. Soy más técnico que de letras. Eso influye en la obra.
He realizado series cortas
que responden al abstraccionismo geométrico porque me apetecían, sin
pretensiones y sin buscar un por qué.
Las abstracciones nacieron
en mi pintura de esta forma: pintaba paisajes, generalmente. Después empecé a
hacer otro tipo de cosas, aunque realistas o figurativas. Interpretaciones de
la realidad o de mis ideas. Allí comenzó una serie inspirada en un personaje
que se titula “Nadie decide donde nace” y a partir de ahí hay una serie de
capítulos o vivencias que se pueden dar en la vida de este personaje; migración
problemas de salud personal, psicológicos. La libertad. Terminaba en campo de
silencios compartidos, pero resultaba un poco tétrico para el espectador, por
lo que quedó hasta allí. Incluso un horizonte sin pertenencias, Inmigración al
borde de un camino incierto. Uno emigra con ilusión pero nunca sabe lo que le
espera.
Frontera del presente |
Otros surgieron de una
crítica social a partir de incendios que se sucedían una y otra vez cada verano. Parecía que esto
era el fin del mundo. No quedaba nada. Por lo que hice una figura reminiscencia
de la estatua de sal, mirando hacia atrás, mirando la situación, impasible.
MPS: En muchas de sus obras se observa un esmero por
lograr una composición equilibrada. ¿Es algo que intelectualiza o nace de
manera espontánea?
JAF: Aparte de
asistir a los cursos de formación con Pilar Taboada, lo demás fue formación
autodidacta. Este hecho puede ser algo favorable a la parte creativa y para
conservar la propia personalidad, pero no ayuda en el conocimiento de los
conceptos teóricos del arte ni de su historia. Necesidad interior creativa,
afán experimental e intuición, son mis principales recursos. Con ellos y desde
la sinceridad conmigo mismo, va surgiendo la obra.
MPS: ¿Dónde te sientes más a
gusto, en las esculturas o en la pintura?
JAF: No me es
fácil responder a esta pregunta porque nunca me paré a analizar mis
preferencias. Depende bastante del estado de ánimo, del momento y de la
motivación que me mueve a realizar una u otra cosa. De todas formas, y aunque
haciendo escultura llevo menos tiempo; observo cierta fluidez natural en la
realización de la obra tridimensional, pero puede ser por su naturaleza
abstracta.
A través de
la pintura figurativa, pretendo transmitir, además de emociones, también mi
visión crítica de la vida y la sociedad. Esta pretensión me condiciona y
estresa bastante cuando el mensaje que transmite la obra no se ajusta
adecuadamente a la idea.
Atrapado en el espacio |
MPS: ¿La mezcla de diferentes
materiales en la escultura tiene ese afán de armonizar?
JAF: Sí. Trato
de huir de lo ordinario o tosco y conseguir una armonía. En lo que hice hasta
ahora aprovecho cualquier material que tenga a mano y me resulte útil para
desarrollar una obra original y desde una visión también estética.
MPS: ¿Te hace ilusión que tus esculturas estén en el Discovery
Art Fair Frankfurt?
JAF: Me hace
mucha ilusión estar en esta feria; sobre todo porque fue la galería la que
escogió mi obra entre cientos de autores y sin conocerme personalmente. También
me alegra por ser el inicio de una relación con una galería de vocación
internacional que quiere seguir contando con mi colaboración.
Burbujas de acero |
MPS: ¿Cuándo abordas texturas
en tus obras, son la forma de puntualizar tu conexión con la naturaleza que
está por todas partes en Pontevedra?
JAF: Yo creo que
no –por lo menos conscientemente- tal vez sea más por el afán de experimentar
con los materiales, o conseguir efectos que refuercen el mensaje a transmitir.
MPS: ¿Qué significa para ti
ser seleccionado en el premio Appio Claudio?
Refugio siempre
JAF: Reconocimiento
al esfuerzo, hacer camino hacia horizontes más amplios y también un impulso de
autoestima.
MPS: Pese la falta de tiempo,
lo mucho que tuviste que sacrificar: ¿ha valido la pena?
JAF: Entiendo
que sí. El arte fue refugio y evasión en momentos grises del pasado; una
válvula de escape hacia el auto realización personal y un medio de liberación
emocional.
MPS: ¿Qué ha significado para
ti el mantener una familia unida en el amor frente a las adversidades?
JAF: Mi aportación a la unión y armonía familiar quizás sea la mejor “obra”
que he realizado. Las renuncias personales son ahora compensadas con el cariño
de todos. También con un sentimiento de paz espiritual interior que no se
consigue con ninguna fortuna.
MPS:
¿Creando, alcanzas la felicidad?
JAF:
Pues mira, creo que la felicidad que se puede alcanzar. Cuando uno es capaz de
olvidarse, evadirse de todo, y estar en ti mismo, creo que es lo máximo que
puedes pedir. La felicidad es otra cosa. Puedes estar muy alegre y no ser
feliz.
MPS:
Pero la pintura te ha dado un sosiego, una paz espiritual; te ha hecho un
hombre más sabio…
JAF:
Tranquilo, conforme conmigo mismo. Tampoco ambiciono nada: hasta donde pueda y
sino pues… hasta aquí llegué. No me pongo metas. Eso estresa mucho.
Hubo cuadros que surgieron
cuando intentaba representar una idea. No sé cuál. Y el cuadro se empeñaba en
dar un mensaje completamente diferente al que pretendía. Me dolía la cabeza,
dejaba de pintar. Al quitárseme el dolor de cabeza volvía a él sin luchar y
todo lo encontraba, relajado.
MPS:
¿Superación de todo el dolor?
JAF:
Fue mi refugio siempre.
MPS: ¿Algún milagro en tu
vida?
Milagro ninguno. El haber
hecho todo lo que he hecho hasta ahora ni en sueños se me pudo ocurrir. No
tenía tiempo.
La mente siempre está
creando aunque uno no se dé cuenta.
En la obra de Fondevila se
encuentran todos sus aciertos. Un método pulsado en esa tierra húmeda que huele a laberintos y nebulosas, mezclada
por el aliento cósmico de los símbolos que yacen por Galicia enterrados.
Aria convirtiéndose en
himno.
Redes de la mente |