“El oficio del poeta es singular, talla sus palabras en el roce, en el choque inesperado y súbito con los signos primordiales, hurga en el fardo de palabras iniciales, antiguas, inmemoriales; compone y descompone, organiza, crea estructuras, sutiles formas, metros; se esfuerza por decir en un lenguaje no común todo lo común que constituye el aliento vital en la vida de los hombres; su labor es ardua, agotadora, llena de insatisfacciones; y cuando está a punto de abandonar su tarea, cuando le agobia la fatiga y ha sido vano el esfuerzo del día, se halla de improviso con la voz necesaria, la única, la natural, la palabra de traje completo, la que camina con los dos pies y se hace carne”, sostiene Julián Malatesta dentro de su investigación La imagen poéticadesarrollada en la Escuela de Estudios Literarios de la Universidad del Valle (Colombia).
Lo anterior sirve como marco para informar que hoy domingo 30, a las once de la mañana, en la sala Lula Bertrand del Ateneo de Naguanagua, se realizará la presentación del poemario Los colores del cielo, escrito por Jean Carlos Fermín Escalante.
El libro viene de un poema, incluido dentro del conjunto de poemas que también son escritos en prosa poética, dedicado a la amistad porque los colores para este autor son comparables “con los buenos amigos que están siempre allí para apoyarnos”.
Arquitecto de profesión, en estos momentos estudia en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Carabobo, y fue allí donde le muestra a un profesor, que a la final se convierte en el editor literario del libro, los poemas que escribía desde hacía algún tiempo y que sólo había enseñado a personas muy cercanas a él.
El docente, Juan Luis Manzano Kienzler, en una pequeña introducción al grupo de creaciones literarias de Fermín Escalante afirma lo siguiente: “los textos de este libro son resultado de la experimentación… un camino de historias recorridas, anécdotas, personas, momentos, instantes de revelación, juegos que Jean Carlos ha transformado en texto con la sencillez de quien lo escribe lo que siente a partir de la aprehensión de una imagen. El lector encontrará textos impregnados del ímpetu y la esperanza que la juventud trae consigo y se podrá identificar con el amor que se expresa en algunos de los escritos, porque el amor es un sentimiento universal”.
El propio escritor afirma: “Es un libro con una escritura que llegue, que sea entendible para todos. Yo estoy en ese nivel, busco que la gente descifre mi mensaje”.
“El poema es la construcción de un mundo posible, un mundo sujeto a sus propias reglas y leyes, puesto en marcha ante los ojos del lector demoliendo en él su pre-alistado saber, su destreza habitual”, sostiene también Malatesta en su estudio.
Lo cierto es que Fermín Escalante conforma un universo muy personal en el que se mezclan el amor, la observación de acontecimientos naturales que para él no pasan desapercibidos, un romanticismo a toda prueba y una conjugación íntima hacia una espiritualidad que intenta respirar en una sabiduría cotidiana, latente.
En Ecos de mi alma, un ejemplo: “Buenas noches. / La palabra amor, me enriquece el corazón. / Su significado despliega magia. / Me hace protagonista de historias, cuentos y anécdotas. / Se despliegan los aplausos: / uno por poder verte, / dos por escucharte, / tres por intercambiar ideas, / cuatro por interpretarte, / cinco por amarte, / cien por poder verte reír y / mil por poder besar tus labios. / Por eso, buscaré el amor / donde el tiempo haya esculpido / el olvido.”
La enorme necesidad de expresarse de Fermín Escalante lo lleva a escribir constantemente y de hecho pronto publicará su segundo libro de poemas; pero además hay en él un decir necesitado de ser escuchado en su dimensión pura: el amor que se brinda es el mismo que se necesita; los vuelos liricos por las imágenes están recargados de consejos y reflexiones para el lector de su trabajo.
“Que la bondad y la esperanza sean los motores que impulsen tu / camino. / Que el amor y la gloria te acompañen. / Que la fortaleza y la fe sean tus mejores armas. / Que la tolerancia y el respeto hagan de ti el mejor de los ejemplos” expresa en Brillante, otro de los poemas contenido en el libro.
También como lo acota el profesor Manzano Kienzler, en Los colores del cielo “subyace una visión del mundo centrada en valores como la paz, el amor, la armonía y la entrega, axiología propia de quien los ha vivido y desea compartirlos para ofrecer a través de sus textos una esperanza… un momento de contemplación”.
El mensaje es directo. No hay nada escondido. El vuelo de las narraciones poéticas y los poemas que los lectores tendrán ante sí son las de un hombre joven, con matiz de verbo religioso, que se entrega a las palabras y a los sentimientos para pedirle a los seres humanos la transformación posible de hacernos mejores cada día. La que él conquista al momento de trabajar la imagen del poema (NOTITARDE, 30/09/2012, LECTURA TANGENTE).-