José Ismael La Rosa Gallardo es el presidente encargado de la Escuela de Artes Plásticas "Arturo Michelena" fue fundador y ocupó varios cargos de la directiva de la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos (Avap) Valencia. Es un hombre sencillo, con alto sentido del humor y en su obra abstracta, apegada a una necesidad figurativa, se arranca un espíritu novedoso y terrenal. Nuestro origen es sagrado. Profanado por quienes desconocen la sensibilidad.
Desde el año 1969 ha realizado más de 20 exposiciones individuales y ha participado en un considerable grupo de colectivas que revelan, como lo dijo Héctor Chastre, a un "pintor que busca idiomas, que murmura y dice nuevas verdades ante nuestros ojos"
¿Cómo fueron sus comienzos en el mundo del arte?
Soy campesino. Nací en un caserío que queda entre Las Trincheras y El Cambur llamado Quitasol. Me gusta el arte desde pequeño. Me crié en Las Trincheras, lugar hermoso en la época de mi niñez con un paisaje bucólico, lleno de vegetación, silvestre. Imagínese un niño detrás de los animales, observando todo, dentro de un ambiente natural. Desde muy niño empecé a trabajar, hice todo tipo de oficio, desde recoger café con una canasta amarrada en la cintura, peón de camión, hasta colector de autobús, pero también me gustaba leer y dibujar. Tuve una tía que cuando yo llegaba a visitarla recogía el mantel porque allí comenzaba a garabatear.
A la caída de Marcos Pérez Jiménez me tocó trabajar en el Hospital Psiquiátrico de Bárbula. Tuvimos que dejar la casita que tenía mi madre en Las Trincheras porque la construcción de la autopista tumbó gran parte de lo que era el pueblo, entre ellas el hogar de nosotros, y vinimos a vivir a Bárbula donde no había universidad, sólo monte y culebra. Como el único mercado de trabajo era el psiquiátrico comencé a trabajar allí. Hice cursos de enfermería psicosomática y todas las especialidades para poder desempeñarme como enfermero.
¿Cuándo y cómo gana su primer concurso de arte?
Un señor que se llamaba César Medina Delaché, presidente de la Caja de Ahorros del Hospital , organizó un concurso de pintura para los trabajadores y yo participé. El jurado fue Braulio Salazar, Marcos Castillo, Cardona Villegas y Sonia Carvallo. Ella, en particular, estaba vinculada al mundo de las artes, hacía grabados y trabajaba también en el psiquiátrico. Me gané el primer premio...
¿Qué edad tenía?
Veinticinco años... Ya tenía tiempo haciendo mis cosas... pero sin entrar a la escuela de pintura. Braulio Salazar, para darle un vuelco al premio, decidió que lo que mejor era que quienes habíamos ganado los tres primeros lugares incursionáramos en la Escuela de Bellas Artes y que el dinero, mil 500 bolívares en esa época, lo dividieran trimestralmente, en 300 bolívares, hasta completar el monto. Así se hizo y el resultado fue muy positivo. Mi sueldo en el Psiquiátrico era de Bs. 450 mensuales, con algunos beneficios.
Hice mis cuatro años de estudio en la Escuela y justo cuando estaba saliendo, Braulio Salazar se jubilaba y se trajo de Caracas a Humberto Jaime Sánchez de director de la Escuela y éste a Régulo Pérez como profesor. Yo decido entonces cursar un año más para ver las dos materias que brindaron ellos, color y dibujo. Allí aprendí nuevas perspectivas, el dibujo de Pérez era más agresivo, más espontáneo y yo estaba animado, por el medio en el que hasta ese momento me había desenvuelto, de ir hacia lo expresivo.
¿Tuvo oportunidad de ir a Europa?
Hice un viaje en 1972 con Luis Eduardo Chávez, compadre mío, todo un personaje de la sociedad valenciana. Tuve una gran experiencia conociendo todas las ciudades más importantes del viejo continente. Andaba con un montón de lana encima y de pronto verme en estos escenarios tan maravillosos es algo difícil de describir.
¿Y por Latinoamérica?
En el año 1976, con una mochila en los hombros, viajé por Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú y Argentina porque quería conocer el medio del hombre latinoamericano, en su esencia, los indígenas. Estuve seis meses en este recorrido que me nutrió enormemente.
¿Realizó alguna exposición con esos hallazgos?
Cuando regreso a Valencia hago una muestra de dibujos y justo es cuando Humberto Jaime Sánchez me llama para trabajar en la Escuela de Artes Plásticas "Arturo Michelena"...
¿Cómo fue su experiencia como director de la Escuela de Artes Visuales "Rafael Monasterios" de Maracay?
Viví un problema político cuando Carlos Zerpa hizo una exposición en pleno apogeo de su obra y casi lo excomulgan. No le clausuraron la muestra porque la decisión la tomaron casi finalizando. Hicieron su escándalo los curas y los militares porque se sintieron golpeados por la propuesta de Zerpa. Todo terminó con la salida del director de la Casa de la Cultura de Maracay. A todo el grupo de artistas nos molestó mucho, protestamos. Pusieron en ese cargo a una señora que era monitora de deportes y lo primero que permitió fue una exposición de peluches y algunas cosas que no tenían nada que ver con el arte... Presentamos entonces la renuncia 70 trabajadores de la cultura de Maracay... regresé a Valencia y continué entonces en la Escuela de Artes Plásticas "Arturo Michelena"...
¿Ganado para el hecho cultural?
Siempre! Para apoyarlo. Uno es un promotor cultural espontáneo, natural... como el que lleva pan para su casa... Todo lo vinculado al arte nos mueve. Uno como pintor está más sensibilizado aunque hay algunos pintores que no lo toleran porque quita mucho tiempo. La misma docencia quita mucho tiempo.
¿Cómo hace para no ser un pintor dominguero?
Tengo la disciplina de trabajar todos los días. Por mínimo que sea, me meto en mi taller, y realizo algo que tenga que ver con alguna de las obras que estoy trabajando. Coloreo, reviso, retoco, para no hacerlo una vez a la semana. Que sea mi rutina. Eso me ha salvado y me ha permitido hallar cosas interesantes...
¿Cómo surgieron las obras de "Arboles y Vírgenes"?
Sí. Llegue a ellas de una forma muy sencilla. Sentí como la necesidad de buscar... Cuando salí de la Escuela de Artes Plásticas aprendí a manejar las herramientas y tuve un momento crítico cuando todo lo que hacía se vendía, lo cual me resultaba muy satisfactorio para mi bolsillo. Hubo un momento que me pregunté si valía la pena seguir pintando cuadritos bonitos para adornar paredes. Me faltaba algo más, enriquecer mi formación y prepararme. Eso me obligó a tomar un cráneo de res, no sin antes haber visto una exposición de Henry Moore en Florencia donde exhibía un cráneo de elefante, homenaje que hizo a Miguel Angel y Leonardo Da Vinci...
Buscar el cráneo era buscar también algo dentro de mi pintura, vengo del Psiquiátrico, del drama, del hombre en sus condiciones difíciles, para ser entendido, para ser aceptado.... busqué elementos que justificaran mi interés por esta forma y este estudio se convirtió en muchas cosas.
Esa experiencia me llevó a encontrar los vericuetos del cráneo hasta que aparecieron formas extrañas. Me permitió encontrar cosas que ya no quería identificar con nombres sino con signos. Eso me obliga a adentrarme en la necesidad desde el hombre como tal. Me llevó a encontrar que uno de los elementos de los que se agarra el hombre es la piedra. Desarrollo entonces un trabajo sobre piedras que fueron tomando sus propias formas.
Luego apareció "µrboles y Vírgenes", obras que tienen forma de vulva y manto de virgen. Me lleva a sentir un gran respeto por la vulva de mi madre por haber hecho posible mi existencia... y creer en su majestad. En mis trabajos siempre ha aparecido lo erótico. Eso me da la oportunidad de darle su puesto a la mujer.
¿Cómo lo marcó su experiencia dentro del Psiquiátrico de Bárbula?
Ser enfermero durante 14 años allí me sensibilizó a entender lo que somos y estar cerca de las personas que tienen problemas. Esa experiencia lo veo en positivo, no me degradó; más bien me animó a seguir, a creer en la vida y en este camino del arte...
¿Cómo ha sido la evolución del arte en Venezuela?
Los artistas hemos tenido una avalancha de información porque es lo primero que todos buscamos. Busca nutrirse, embarrarse. Pero el bombardeo es fuerte. Anteriormente para venir una imagen de Europa para acá pasaban años. Costó que llegara el impresionismo a Venezuela en imágenes de color. Pero todo el boom tecnológico obliga a recogerse un poco y a buscar dentro del espacio de uno. Siempre el arte estuvo atado como a los "ismos" porque eso generaba un seguir. Ahora los pintores andan cada uno por su lado aunque la informática esté encima de nosotros. El momento está preparado para hurgar en nuestro espacio.
¿Desde el mismo momento en que usted se encuentra como artista no hizo más concesiones?
Lo que hice cómodo lo hice al principio por aprendizaje... después no me ha quedado más remedio que respetarme y hacer lo que yo he creído que debí hacer (Notitarde, 28/07/2007, Confabulario).-