jueves, 25 de julio de 2024

Jaquin Serven expone en Espacio Due/España


La naturaleza ha sido guía y redención del ser humano porque su infinita-constante sabiduría enseña dimensiones de esta tierra a la que seguimos sin comprender,  permitiendo que seamos parte de ella, y alcance necesario de espacios míticos y oníricos, que la permitan desentrañar.

Su sapiencia ha sido tan sencilla, tan demostrable y dinámica, que los escasos sentidos que apenas hemos despertado, permiten ver la limitada realidad que hemos creado sobre ella, desconociendo su verdadero plan, su espiritualidad grandilocuente; su capacidad regeneradora.

Jaquin Serven es una artista que ha encontrado en el entorno vegetal una expresión para ofrecer en cada trazo la sensibilidad de la luz hecha flor, hojas y materia verde, armonizadas en el espacio, para hacernos entender que la vida misma fluye como la conciencia y el amor que ella –la naturaleza- desprende hacia nosotros, con aromas, destellos, texturas que la hacen inspiración.

La búsqueda a través del tiempo de las líneas que se vayan compenetrando con esa conciencia de sabiduría y amor, ha sido justamente un camino de crecimiento que se siente en los lienzos que dan vida a esta exposición, Una expresión con la naturaleza, que se desarrollará desde el 1 al 31 de agosto en Espacio Due, Santander.

La profunda conexión con la más sencilla de las flores siempre será una invitación a vivir con más alegría y plenitud.

Celebramos con Jaquin Serven el encuentro con la armonía que ha hallado en la naturaleza, para convertirla en arte sereno y palpitante, a la vez.



Jaquin Serven, artista plástica venezolana.

Nació en Venezuela en 1970. Estudió en la Escuela de Artes “Arturo Michelena”, Valencia, Venezuela. Ha participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas e instituciones, centros de cultura y museos de Venezuela.

Museo Carmelo Fernández “San Felipe” Venezuela.

Formó parte del grupo “Nuevo Horizonte”.

Impartió talleres de Dibujo y Pintura en Venezuela: la Alcaldía de Valencia,  Casa de la Cultura de Naguanagua, la Escuela Técnica Industrial y la Escuela Estatal

Colaboró en el Colegio “Dionisio García Barredo”, dando una charla sobre Técnica de Dibujo a alumnos de 4º grado en Santander, España.

Realizó las ilustraciones del libro “Pequeñas frases para grandes hombres”, del Dr. Bryan Robles de la Editorial Círculo Rojo.

2016- Expone en el Centro Cultural Dr. Madrazo, Santander, España.

2016- Expone en la Sala Preboste de San Vicente de la Barquera, Cantabria, España.

2017- Expone en Our ́em Galería Dos Paços, Portugal.

2017- Exposición al aire libre en Ginebra, Suiza.

2018- Exposición individual Espacio Lateral, Santander España.

2019-  Llanos de Penagos, Exposición en el Centro Cultural Quijano, Ba La Herrería s/n (Quijano de Piélagos) Cantabria.

2019- Exposición en los eventos al aire libre en la semana del Arte, Miami, Florida, Estados Unidos.

2022- Galería ACA  Colectiva Santander.

2023 -2024 Galería ACA colectiva.




 

Fecha 1 al 31 de agosto

Lugar: Espacio Due/España

Una expresión con la naturaleza

 

https://www.instagram.com/sure_santander?igsh=MXFoY3NlMDdkeXBybQ==

 

domingo, 21 de julio de 2024

My friend

 

El cultivo de pitaya en España es todo un éxito


Fui a la frutería que tengo más cerca pensando que iba a encontrar la pitaya a buen precio. Resultó que el hombre nacido en Bangladés la tenía más cara de lo normal y le dije que unos puestos más abajo estaba tres euros más barata. En su  dificultoso español me dijo que lo fuera a comprar allí. Le dije que no necesita su consejo: justo me marchaba para allí, otro colmado que me quedaba unas cuatro manzanas más abajo.

Saliendo de la tienda, a la que por segunda vez prometí no regresar, escuché una cantidad de improperios, imagino que groserías, frustraciones y quien sabe qué otra cosa más, en un idioma que lo interpreté tosco, desde luego, porque el hombre lo estaba, vociferando; malgastando en una energía que lamentablemente se la estaban tragando las frutas, para convertirse, más temprano que tarde, en las más podridas de su negocio.

Meses antes entré a este mismo sitio y al fondo divisé a  un hombre con una mirada tan perturbadora que me dije que más nunca regresaría y por ello no volví a entrar, hasta que vi las pitayas, también conocidas por los asiáticos como frutas del dragón, calificadas de exóticas, por lo que hay que tantear precios. Los más accesibles suelen hallarse en las verdulerías de los pakistaníes o bangladesís, porque en los puestos de fruta latinos también la picaresca con los precios altos es una constante. En los supermercados chinos también son más costosas.

Ese día, de regreso al apartamento, pasé por la tienda del insultador, con una pitaya hermosa metida en mi bolsa de tela, que pesó setecientos gramos, con la alegría de haberla comprado más barata. Lo observé de reojo. El ni siquiera me vio, estaba ocupado con una cliente, pesando frutas.

Mi sorpresa fue mayúscula cuando un par de días después, tomando el café matutino antes de empezar la jornada laboral, entró el despotricador apurado, con un billete de cincuenta euros en la mano, pidiendo a una de las dependientas que se lo cambiara para tener canje en su negocio.

La chica que al parecer le conocía le dijo: “My friend… ¿te sirve que te de billetes de veinte y de diez o necesitas de cinco?

El contestó que le diera billetes de cinco y de diez, de una manera nerviosa (había dejado la frutería sola y debía volver cuanto antes),  con un cierto tono de la amabilidad, que por supuesto, desconocía que tuviera.

La muchacha de origen latino, con esa fresca disposición, se entiende con él con medias palabras en inglés y él con medias palabras en español.  Me dijo tras marcharse, que él era de Bangladés y que era un ofensa para ellos llamarles pakistanís.

Cuando le conté mi experiencia con my friend no se lo podía creer.

Le dije que no se preocupara, que conocía el lado positivo de él y yo tuve la experiencia de conocer su dark side…

Nos reímos y me despedí para empezar mi trabajo.

Tunecinos o venezolanos, colombianos o filipinos,  llegamos con la mejor disposición y el mejor hacer, pero hay días apetecibles y otros que despiertan los esperpentos de Valle Inclán que llevamos dentro.

Si Bangladés tuvo alguna vez en mi memoria recuerdo de paz, música, droga y rock and roll, ahora tiene el regusto del calor de este verano, frutas marchitas por voces y energías  que las hacen ennegrecen, sin que pueda hacérselo comprender a my friend.

Justo en estos días el Congreso de España discute una nueva Ley de Extranjería, con los partidos peleados, vociferando como verduleros, que generan un ruido que no permite saber si realmente será más beneficioso para el país y a la vez para los miles de extranjeros que hacen vida, en esta nación.

 

Foto: https://bigjims.co.nz/pitaya-dragon-fruit-white-4l/


domingo, 14 de julio de 2024

Sol sanjuanero



Sol sanjuanero

Me dicen que años antes de la pandemia, Oporto era un destino relajado y tranquilo. Es un puerto muy singular que le rinde tributo a la sardina, aunque por todas partes se coma bacalao, como en casi toda Portugal.

Visitamos los destinos más turísticos, las calles en su mayoría sufrían los rotos de las reparaciones y reacondicionamientos, hubo que esquivar muchas aceras y pasos peatonales, con los ruidos de las maquinarias operando y la cantidad de turistas hambrientos de experiencias, localizando los lugares recomendados por la oficina de turismo y por los advenedizos de las redes.   

Para comer en los restaurantes asequibles y populares, siempre hubo que hacer cita, aunque realmente la oferta gastronómica es buena en casi todos los lugares. A los que le gusten los bolinhos de bacalhau o pasteles de nata estarán en el paraíso y no pasarán hambre, los venden hasta en panaderías y casi en todas partes están buenos 

Coincidió este primer hallazgo de esta zona costera, atravesada por el rio Douro, con puentes enormes construidos para el paso de coches y trenes, con el solsticio de verano, y realmente fue gratificante observar como cientos de seres humanos esperaban la puesta de sol mientras el  blanco Oporto Lágrima fluía por las venas, con paso dulce, asentado.

Los días de este viaje fueron plagados de efervescencia física y emocional. Otra cosa no es la vida.

En la librería Lello, en honor al personaje de Harry Potter, una vez más, entendimos sin comprender un ápice, que los fenómenos masivos nos retornan proporcionalmente a la ignorancia. Allí no hubo nada más que marketing y tropezones con gente que quizás buscábamos lo mismo, saliendo de allí bien defraudados.

La librería centenaria con un diseño atractivo, escalinatas de madera y hechicero piso rojo,  plagada de libros y ediciones de lujo de grandes clásicos, tiene poco del universo mágico de esta saga de J.K. Rowling.

Largas filas para entrar y para pagar en las cajas no permiten en un espacio tan pequeño disfrutar siquiera de la conexión con los libros, aunque es un punto a favor que por lo menos exista una librería en el destino masivo del turismo.

Oporto desprende aire marino, rio desembocando en el mar atlántico, subidas y bajadas con la intensidad de una ciudad que lucha por mantenerse en calma, mientras los viajeros la llevan a un ritmo que ella intenta desafiar.

Eso me hizo recordar a mis vecinos de toda la vida, Manuel y su esposa Elsa, por allá por Carmen de Uria, dueños del Rey del Pescado. Él un hombre trabajador, discreto, sencillo y diáfano, padre de Tony y La Nena, natural de Oporto, llegado a las venezolanas tierras guaireñas,  en busca de un mejor porvenir. Trabajaba como nadie la carpintería y es que en esta ciudad hay una tradición con la madera,  que intentan mantener todavía, en tímidas tiendas que ofrecen trabajo artesanal.

Y ese sol sanjuanero que dio paso a una luna llena enorme, me recordó también a mis hermanos del alma, José Carlos y Avelino De Nóbrega, a quienes añoro, de padres portugueses, con destino corsario que apalancó mi corazón.

En todas las ciudades y pueblos europeos que he visitado, la arquitectura y vestigios medievales hacen que frenemos en seco nuestras vibraciones; el dolor aún se palpa, cruje y hace aparecer todo tipo de sensaciones.

Me llamó la atención, en la Iglesia de San Nicolau ver a su santo en la fachada, protegido con cristal, mirando hacia la Iglesia de San Francisco, que está enfrente. Su nave sencilla sin más adorno que el gris del cemento (hormigón) y las losas azules, enfatiza su aspecto inusual. Rinde homenaje al obispo de Oporto, Nicolau Monteiro, quien la mandó a construir. Esta capilla pequeña estaba muy sola a la hora de la misa y los que nos asomábamos, queríamos ver el retablo mayor de estilo rococó y la obra de Custódio de Sousa Santos dedicada a San Eloy.

Ese es justamente el desafío de los lugares con turismo masivo: mediar su cotidianidad y salir airosos de la vorágine,  que si bien trae progreso y prosperidad, también quita y resta calidad de vida para sus moradores.

 

 

domingo, 7 de julio de 2024

Carla

 

Obra Black love de Al Segar, a modo de denuncia, porque en 
muchos países africanos es un crimen la homosexualidad, 
exhibida en la Galería Bnudeart, Sitges (Barcelona).

Al llamar debía preguntar por Carla pero la voz del otro lado del teléfono era masculina. Me aclaró que era ella, una mujer transexual. Después de las presentaciones y seguir hablando de lo que nos ocupaba, me dijo que pedía un préstamo para comprarse un autocaravana, porque se estaba cada día volviendo más vieja y la aceptación (de los demás) no había sido ni era camino de rosas. Con la casa rodante, por lo menos, tendría algo de libertad.

Entendí también que mucho de la soledad que por lo menos, en el mejor de los casos, le asegurara algo de paz y dignidad, ajena de tantas miradas.

En Madrid justo esta semana se ha estado celebrando la Semana del Orgullo con las presentaciones, multitudes y algarabía que estas fechas conllevan.  Todos los años se anexan polémicas y en este  los carteles de promoción con los que el Ayuntamiento invitaba a la celebración, no mencionaban las siglas LGTBI+, ni los colores de la bandera arcoíris.

Los carteles propulsaban un fondo multicolor de fuego artificial con una copa, un tacón, un lápiz labial y un condón.

Le faltó a la incipiente creatividad y al pésimo gusto, agregar  emoticones como cara de loco, cara con lengua de dinero o las ya más reconocibles caras pidiendo silencio, boca cerrada con cremallera o con ceja levantada. Para no disimular censura.

Las interpretaciones y críticas fueron como siempre: unas, oportunas-vigorosas-ardientes, en defensa del colectivo, otras menos adecuadas y más políticas, sin nada que sumar a lo que ya todos sabemos: el verdadero fondo es que a la homosexualidad cuesta aceptarla, y cuando medianamente se consigue en personas más abiertas de mente y corazón, todavía tiene que transitar el pasadizo de las formas, las conjeturas, los rebusques y rebuznos de una educación creada (bajo patrón religioso), para juzgar, infundir miedo e intolerancia a lo diferente.

Mucho orgullo tiene Madrid de los derechos que sin ninguna duda ha conquistado, aunque raudamente se desvanece cuando observamos miradas de recriminación en pleno metro o en las calles, cuando dos chicas o dos chicos se besan y abrazan, manifestando abiertamente su amor.

Mi amor no hace daño, tu odio sí, decía uno de los tantos mensajes reenviados para la celebración del Día del Orgullo por el WhatsApp.

Y aún más cargadas esas miradas cuando hemos tenido a un transexual sentado al lado nuestro: avergüenzan los que se dicen llamar normales. Son miradas, gestos y pensamientos que no deberían posarse en cuerpo alguno.

Si el tema de la homosexualidad en una sociedad que se dice moderna ya es complejo, el de las personas transexuales también es complicado, sumando la marginalidad en que lo han querido mantener.

Pese a los esfuerzos y las ayudas que existen, Carla ha decidido comprarse un motorhome, para no tropezarse con tantos vecinos, con tanta gente buena que pueden respetarla o fingir que la respetan, pero que a la final no la valorarán por lo que es: un ser humano, que merece ni más ni menos lo que todos nos merecemos por ser quienes somos, por el simple hecho de nacer y estar vivos.

Mucho es el trabajo por hacer. Educar por y para seres humanos. Empezando por saber desde las cosas más sencillas hasta las más complejas. Desde el amor hasta la sexualidad.

Recuerdo una vez que le contaba a una conocida sobre el caso de un hombre casado y con hijos, que se atrevió a decir que siempre se había sentido mujer y había sufrido mucho, dando el paso hacia adelante, cambiando de sexo para vivir una plena identidad.

Después del cambio de sexo, se convirtió en una aventajada profesional, defensora de derechos, compartiendo su vida intima con otra mujer, porque así se lo dictó su corazón.

Mi amiga, creía yo, open mind, dijo asombrada: “… no… tanto nadar para morir en la orilla…”,  algo así como para qué hacer todo ese esfuerzo si a la final lo que le gustaban era las mujeres… …

La miré y supe, una vez más, del fracaso de la comunicación.

Lo dijo con otras palabras, mucho más vulgares, porque eso es algo que también se ha aprendido, como no hay respeto, lo fácil es continuar con las descalificaciones groseras, que se han hecho permisivas culturalmente, para definir a las gais y los transexuales.

No entendió nada.

Pudo más su prejuicio que a la final la transexual era lesbiana que reconocer su mérito y fuerza en la lucha por conquistar un cambio legítimo de sexo, por los condicionamientos vividos, durante años, llenos de limitaciones y sufrimiento.

Carla en pleno Madrid se aísla. Ojalá sea feliz. El universo está con ella.


https://bnudeart.com/

https://www.fundacion26d.org/