Veo hojas secas
bordeadas de hielo
niebla fría roza las aguas del río Tajo
ocas ceremoniosas rasgando el espejo
partes de mi piel, tibias
-las expuestas-, húmedas y cimbreantes
Busco mi corazón caliente para este poema de Attila
dúctil en la luz, gallardo en la lucha
viendo lo intangible, asomarse
Porque a veces la vida se vuelve pausada
y tenemos que desafiar el destino
El amor se desprende
sutil, de tal modo
Que aunque lo respiremos a borbotones
lo rompemos
descreyendo su hechizo
Cuando el sol me da en la cabeza
reconcilio
mis pies fríos, tocando tierra húmeda
de ese abandono sentido
el paladar se endulza
con un trago de nada
Humilde condición
para permanecer
Y continuar