Todas las formas encierran una belleza, siempre detrás de una forma existe otra forma oculta que sólo podemos ver si abrimos más los ojos, si afinamos la visión; Leonardo Da Vinci veía árboles, caseríos, países, batallas y muchas otras imágenes que encontraba en las manchas de humedad en las viejas paredes; Shakespeare veía dragones y personajes en las formas de las nubes... hay quienes sólo ven manchas en las manchas de la pared y nubes en las nubes; nosotros que somos diseñadores no nos podemos conformar con una visión a medias, necesitamos tener una nueva manera de mirar, un mirar total... la figura se puede convertir en fondo y el fondo se puede convertir en figura...
Lo anterior lo escribió Carlos Zerpa en carloszerpa.blogspot.com agradeciendo a su maestro Bruno Munari, creador de las máquinas inútiles, de quien, confiesa, aprendió a entender el divertimento del arte.
El artista plástico que se considera integral en estos momentos se está expresando a través de la escritura y esa libertad que le permite la tecnología digital la alimenta con el diseño, imágenes, vídeos, máscaras, fotografías, ideas, recuerdos; enseñanzas. Ensayos que son parte del embrujo de comunicar lo mucho que siente y desea expresar.
Vino a la entrevista acompañado de su esposa María Eugenia, vestido de pantalón negro y suéter verde, manga larga. Con lentes oscuros que no se quitó al momento de tomarle fotografía. Su cabello ya no es negro. Abundantes canas inundan la cabeza de este inquieto militante cultural.
Estudió Diseño Visual en el Instituto Politécnico de Milán (1974-76), Serigrafía y Fotografía en la Escuela Cova de Milán (1976-77) y Diseño Artesanal en el Instituto de Expresión Colombiano (Bogotá, 1977). En 1970 inició su actividad expositiva con la II Muestra de Pintores Jóvenes, Rotary club (Valencia, Edo. Carabobo).
En 1977 se desempeñó como diseñador gráfico en la oficina de diagramación y diseño de la Universidad de Carabobo. En 1978, en la ciudad de Valencia, presenta el Performance: Señores y señoras, buenas noches, así como las películas en súper 8 Orda Indiana, Efectos, 12 minutos y Film blanco, todas exhibidas en el Teatro Ramón Zapata.
En 1979, en la Sala del Ateneo de Valencia presentó el video-performance Yo soy la patria. En 1980 exhibió Cada cual con su propio santo (Teatro de la Campana), mezcla de carácter mágico conceptual: Fotografías, copias offset, pintura, escultura y acciones corporales. Esta misma exposición se exhibió en La Casa de la Cultura de Maracay y fue censurada en vista de las presiones que ejerció la Iglesia por considerarla irrespetuosa y de mal gusto. Sin embargo se considera creyente de Jesús y cree en la oración.
También ese mismo año presentó un performance titulado: Welcome Ms. Nation, en el XV Avant Gard Festival Charlotte Moorman de Nueva York. En 1981 forma parte de muestras como la XVI Bienal de Sao Paulo y la IV Bienal de Medellín, Colombia.
En 1982 se estableció en Estados Unidos hasta 1984 y cursó estudios de Técnicas gráficas en el Arts Student League en Nueva York.
En 1985 la muestra Grrr (MBA) consagra a Zerpa como uno de los grandes exponentes de la plástica venezolana en la década de los 80'.
En 1988 la evolución de Zerpa se conoció en la muestra India Nova. Es representante del Club de Bruce Lee y de la Comunidad de Frank Zappa. Estuvo ligado al grupo literario de Predicado.com.
-¿Por qué esa necesidad de escribir?
-Yo no soy un artista de una sola disciplina... yo hago muchas cosas. En estos momentos estoy dedicado a cuatro cosas: La pintura (de hecho estoy pintando mucho porque uno de los proyectos de este año es hacer una gran muestra de pintura e instalaciones en la galería Arte Ascaso que después traeremos a Valencia); otra es las instalaciones, proyectos que se realizan en un sitio en el momento que se haga la muestra; performance art; y la cuarta línea paralela es la escritura.
Yo siempre escribí. En mis catálogos. Charlas o conferencias está incluida la lectura. Lo que pasa es que desde hace 6 años he estado colaborando con revistas, textos esporádicos; no era como ahora que tengo la disciplina de escribir diariamente. Tenía un programa de radio en Caracas y allí escribí muchos artículos sobre arte no convencional y de expedientes X un poco. A partir de la publicación del libro Batido Pingüino (editado por la Ucen 1999) que recoge lo mejor que hice para el espacio radial nació esta pasión de escribir y cuando hice una exposición en la sala Mendoza (hace unos 5 años), mi última muestra en grande y en Caracas, salió el segundo libro mío, Kick Boxer, orientado sobre artes marciales.
-¿Por qué sobre esta disciplina?
-Porque yo estaba contribuyendo hasta hace un año para una revista internacional sobre artes marciales.
-¿Qué es para usted el arte?
-Es una vía más de comunicación. Para mi el arte no es decoración.
-¿Qué es ser un artista no convencional como es usted catalogado?
-Es también una especie de cliché. Es una manera de llamar al arte de vanguardia; el arte no tradicional. Arte que está muy ligado a las nuevas maneras de hacerlo. Ligado al arte conceptual como base de una idea que se forma y que el artista busca la mejor vía para manifestar esa idea. Eso permite la posibilidad de expresarlo por el mejor medio que se adapte mejor a la idea, cosa que no se permiten los artistas convencionales. Si tú funcionas primero con el pensamiento y una idea en sí no tienes porque adaptar esa idea a una técnica. De pronto una idea maravillosa es para una canción de rock; o un performance; o un video o un dibujo. Las posibilidades son tantas, el abanico es tan amplio que una escultura no tiene porque ser de bronce, puede ser de chocolate o de mantequilla. Eso me permite a mi, como dicen vulgarmente, hacer lo que a mi me venga en gana.
-Carlos Yusti dice que su arte atrapa lo kitsch...
-Uno de los pilares fundamentales de mi propuesta artística está en lo popular. Ver como arte lo que expresan los autobuses que transitan por la calle. Para mí es una fascinación y vivo tomando fotos de esas cosas que escriben detrás de los autobuses. Esas expresiones las considero arte y robármelas para meterlas dentro de un museo me parece maravilloso, porque pueden perfectamente formar parte de un discurso artístico formal.
De pronto en un Salón de las Artes del Fuego en vez de mandar joyería o cerámica envío un extintor de incendios. Porque este objeto cumple con todas las características tridimensionales de una escultura y apaga el fuego. ¿Que es irreverente? Sí.
-¿Usted es así como artista y como ser humano: Siempre ha ido a través de la corriente que le dicta su conciencia?
-Los artistas de verdad lo son todo el tiempo. Mis pensamientos van en función del arte.
-¿Usted se ha sentido limitado en Venezuela para expresarse y decir cosas? ¿Ha sentido algún tipo de miedo?
-Yo nunca he tenido miedo pero cuando hice performances en la calle siempre estaba expuesto al peligro. Es diferente el público que va a verte en una galería. En la calle si alguien te ve y se siente atacado en sus ideas o creencias te puede agredir.
Aunque tenga cierto temor por lo que voy a hacer yo termino haciéndolo porque es parte del riesgo del arte. No por ser mártir. Pienso que la función del artista es ser honesto y expresarse. Los artistas no estamos acostumbrados a aceptar órdenes al estilo militar donde uno acepta y no piensa. Nosotros cuestionamos cosas o reflexionamos sobre cualquier mandato. Por lo que en los actuales momentos, en el que tenemos un gobierno netamente totalitarista, de la noche a la mañana, por no estar de acuerdo, te conviertes en un traidor a la Patria y puedes terminar también incomunicado; ser un preso político.
-¿Qué es una revolución cultural?
-Yo siempre he hablado de revolución porque esta palabra es muy hermosa. Revolución no es otra cosa que hacer marchar las ideas de libertad por encima de dogmas, creencias, religiones y cosas impuestas. Siempre ha estado ligada a movimientos anárquicos y no tiene nada que ver con la anarquía. Ha sido unida al mundo de las izquierdas pero ninguna de las revoluciones -la cubana, bolchevique o chavista- tiene que ver con la revolución cultural. Cuando diriges por un solo camino cualquier expresión no estás haciendo revolución artística.
-¿A cuál de esos iconos populares que usted tomó prestado para sus obras le tomó más cariño?
-Hay tres como símbolos imágenes con las que he trabajado muchísimo: La Bandera de Venezuela, siempre estuvo y está presente en todas mis obras y en todos mis performances. Nuestra bandera de amarillo, azul y rojo, de siete estrellas, diseñada por Francisco de Miranda. El segundo es Simón Bolívar utilizando un cromo popular, con su uniforme de colorinches, a la manera antigua. Ese icono no lo he usado más hasta que reivindiquemos la imagen de ese hombre. Está descartado de mi trabajo por un tiempo largo que esperemos sea corto. Y el tercero que siempre me ha interesado la figura de José Gregorio Hernández. Desde el año 1972 lo incorporé después de que lo vi en Bogotá, Colombia. Es un santo con una imagen muy interesante, muy formal; seria. Me vestí en muchas oportunidades como él. Con bigote y sombrero.
-¿Hizo alguna curación?
-Si alguno se curó fue por su fe... no porque lo curara yo. (Notitarde, columna Confabulario, 13 de enero 2007).-
Lo anterior lo escribió Carlos Zerpa en carloszerpa.blogspot.com agradeciendo a su maestro Bruno Munari, creador de las máquinas inútiles, de quien, confiesa, aprendió a entender el divertimento del arte.
El artista plástico que se considera integral en estos momentos se está expresando a través de la escritura y esa libertad que le permite la tecnología digital la alimenta con el diseño, imágenes, vídeos, máscaras, fotografías, ideas, recuerdos; enseñanzas. Ensayos que son parte del embrujo de comunicar lo mucho que siente y desea expresar.
Vino a la entrevista acompañado de su esposa María Eugenia, vestido de pantalón negro y suéter verde, manga larga. Con lentes oscuros que no se quitó al momento de tomarle fotografía. Su cabello ya no es negro. Abundantes canas inundan la cabeza de este inquieto militante cultural.
Estudió Diseño Visual en el Instituto Politécnico de Milán (1974-76), Serigrafía y Fotografía en la Escuela Cova de Milán (1976-77) y Diseño Artesanal en el Instituto de Expresión Colombiano (Bogotá, 1977). En 1970 inició su actividad expositiva con la II Muestra de Pintores Jóvenes, Rotary club (Valencia, Edo. Carabobo).
En 1977 se desempeñó como diseñador gráfico en la oficina de diagramación y diseño de la Universidad de Carabobo. En 1978, en la ciudad de Valencia, presenta el Performance: Señores y señoras, buenas noches, así como las películas en súper 8 Orda Indiana, Efectos, 12 minutos y Film blanco, todas exhibidas en el Teatro Ramón Zapata.
En 1979, en la Sala del Ateneo de Valencia presentó el video-performance Yo soy la patria. En 1980 exhibió Cada cual con su propio santo (Teatro de la Campana), mezcla de carácter mágico conceptual: Fotografías, copias offset, pintura, escultura y acciones corporales. Esta misma exposición se exhibió en La Casa de la Cultura de Maracay y fue censurada en vista de las presiones que ejerció la Iglesia por considerarla irrespetuosa y de mal gusto. Sin embargo se considera creyente de Jesús y cree en la oración.
También ese mismo año presentó un performance titulado: Welcome Ms. Nation, en el XV Avant Gard Festival Charlotte Moorman de Nueva York. En 1981 forma parte de muestras como la XVI Bienal de Sao Paulo y la IV Bienal de Medellín, Colombia.
En 1982 se estableció en Estados Unidos hasta 1984 y cursó estudios de Técnicas gráficas en el Arts Student League en Nueva York.
En 1985 la muestra Grrr (MBA) consagra a Zerpa como uno de los grandes exponentes de la plástica venezolana en la década de los 80'.
En 1988 la evolución de Zerpa se conoció en la muestra India Nova. Es representante del Club de Bruce Lee y de la Comunidad de Frank Zappa. Estuvo ligado al grupo literario de Predicado.com.
-¿Por qué esa necesidad de escribir?
-Yo no soy un artista de una sola disciplina... yo hago muchas cosas. En estos momentos estoy dedicado a cuatro cosas: La pintura (de hecho estoy pintando mucho porque uno de los proyectos de este año es hacer una gran muestra de pintura e instalaciones en la galería Arte Ascaso que después traeremos a Valencia); otra es las instalaciones, proyectos que se realizan en un sitio en el momento que se haga la muestra; performance art; y la cuarta línea paralela es la escritura.
Yo siempre escribí. En mis catálogos. Charlas o conferencias está incluida la lectura. Lo que pasa es que desde hace 6 años he estado colaborando con revistas, textos esporádicos; no era como ahora que tengo la disciplina de escribir diariamente. Tenía un programa de radio en Caracas y allí escribí muchos artículos sobre arte no convencional y de expedientes X un poco. A partir de la publicación del libro Batido Pingüino (editado por la Ucen 1999) que recoge lo mejor que hice para el espacio radial nació esta pasión de escribir y cuando hice una exposición en la sala Mendoza (hace unos 5 años), mi última muestra en grande y en Caracas, salió el segundo libro mío, Kick Boxer, orientado sobre artes marciales.
-¿Por qué sobre esta disciplina?
-Porque yo estaba contribuyendo hasta hace un año para una revista internacional sobre artes marciales.
-¿Qué es para usted el arte?
-Es una vía más de comunicación. Para mi el arte no es decoración.
-¿Qué es ser un artista no convencional como es usted catalogado?
-Es también una especie de cliché. Es una manera de llamar al arte de vanguardia; el arte no tradicional. Arte que está muy ligado a las nuevas maneras de hacerlo. Ligado al arte conceptual como base de una idea que se forma y que el artista busca la mejor vía para manifestar esa idea. Eso permite la posibilidad de expresarlo por el mejor medio que se adapte mejor a la idea, cosa que no se permiten los artistas convencionales. Si tú funcionas primero con el pensamiento y una idea en sí no tienes porque adaptar esa idea a una técnica. De pronto una idea maravillosa es para una canción de rock; o un performance; o un video o un dibujo. Las posibilidades son tantas, el abanico es tan amplio que una escultura no tiene porque ser de bronce, puede ser de chocolate o de mantequilla. Eso me permite a mi, como dicen vulgarmente, hacer lo que a mi me venga en gana.
-Carlos Yusti dice que su arte atrapa lo kitsch...
-Uno de los pilares fundamentales de mi propuesta artística está en lo popular. Ver como arte lo que expresan los autobuses que transitan por la calle. Para mí es una fascinación y vivo tomando fotos de esas cosas que escriben detrás de los autobuses. Esas expresiones las considero arte y robármelas para meterlas dentro de un museo me parece maravilloso, porque pueden perfectamente formar parte de un discurso artístico formal.
De pronto en un Salón de las Artes del Fuego en vez de mandar joyería o cerámica envío un extintor de incendios. Porque este objeto cumple con todas las características tridimensionales de una escultura y apaga el fuego. ¿Que es irreverente? Sí.
-¿Usted es así como artista y como ser humano: Siempre ha ido a través de la corriente que le dicta su conciencia?
-Los artistas de verdad lo son todo el tiempo. Mis pensamientos van en función del arte.
-¿Usted se ha sentido limitado en Venezuela para expresarse y decir cosas? ¿Ha sentido algún tipo de miedo?
-Yo nunca he tenido miedo pero cuando hice performances en la calle siempre estaba expuesto al peligro. Es diferente el público que va a verte en una galería. En la calle si alguien te ve y se siente atacado en sus ideas o creencias te puede agredir.
Aunque tenga cierto temor por lo que voy a hacer yo termino haciéndolo porque es parte del riesgo del arte. No por ser mártir. Pienso que la función del artista es ser honesto y expresarse. Los artistas no estamos acostumbrados a aceptar órdenes al estilo militar donde uno acepta y no piensa. Nosotros cuestionamos cosas o reflexionamos sobre cualquier mandato. Por lo que en los actuales momentos, en el que tenemos un gobierno netamente totalitarista, de la noche a la mañana, por no estar de acuerdo, te conviertes en un traidor a la Patria y puedes terminar también incomunicado; ser un preso político.
-¿Qué es una revolución cultural?
-Yo siempre he hablado de revolución porque esta palabra es muy hermosa. Revolución no es otra cosa que hacer marchar las ideas de libertad por encima de dogmas, creencias, religiones y cosas impuestas. Siempre ha estado ligada a movimientos anárquicos y no tiene nada que ver con la anarquía. Ha sido unida al mundo de las izquierdas pero ninguna de las revoluciones -la cubana, bolchevique o chavista- tiene que ver con la revolución cultural. Cuando diriges por un solo camino cualquier expresión no estás haciendo revolución artística.
-¿A cuál de esos iconos populares que usted tomó prestado para sus obras le tomó más cariño?
-Hay tres como símbolos imágenes con las que he trabajado muchísimo: La Bandera de Venezuela, siempre estuvo y está presente en todas mis obras y en todos mis performances. Nuestra bandera de amarillo, azul y rojo, de siete estrellas, diseñada por Francisco de Miranda. El segundo es Simón Bolívar utilizando un cromo popular, con su uniforme de colorinches, a la manera antigua. Ese icono no lo he usado más hasta que reivindiquemos la imagen de ese hombre. Está descartado de mi trabajo por un tiempo largo que esperemos sea corto. Y el tercero que siempre me ha interesado la figura de José Gregorio Hernández. Desde el año 1972 lo incorporé después de que lo vi en Bogotá, Colombia. Es un santo con una imagen muy interesante, muy formal; seria. Me vestí en muchas oportunidades como él. Con bigote y sombrero.
-¿Hizo alguna curación?
-Si alguno se curó fue por su fe... no porque lo curara yo. (Notitarde, columna Confabulario, 13 de enero 2007).-
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