domingo, 17 de abril de 2022

Karen Schulze: energía femenina consciente y vital

Karen Schulze


Conocí a Karen Schulze hace algunos años a través del amor de Pilar Taboada, quien además de ser su primera maestra en el mundo del arte, es la madre de su esposo Santiago, por lo tanto abuela de sus nietas y bisnieta.

Por ese entonces descubrí la obra a través de las fotos y catálogos de exposiciones que tiene Pilar en su casa de Galicia, pero por esas razones de tiempo y espacio, no pudo darse la entrevista hasta ahora que vino a Madrid.

Junto a ellos, Santiago y Karen, hicimos un recorrido cultural por la capital española y de esta manera surgió la entrevista más sencilla que he realizado. Casi no hubo preguntas. Karen resumió muy bien toda su vida hasta ahora: amor de pareja, familia y arte.

Ella tiene mezcla ancestral de alemanes, españoles, chilenos y venezolanos, aunque pudiera ampliarse el abanico hereditario, de profundizarse en el árbol genealógico. Llegó a Venezuela desde pequeña y vive en Ecuador desde hace más de veinte años.

Verla en pareja fue descubrir que vive en una continua luna de miel. Santiago García Taboada, hijo de Pilar y Toñio García, es un hombre que derrocha bondad, sabiduría y paciencia. Se ha convertido en un importante empresario y asesor financiero, orgullo de su familia. 

Hablar de sus hijas, la mayor Gabriela (es una respetada y reconocida emprendedora, creadora del blog Days of Darling)  Daniela y Camila; y de su nieta Sofía fue aflorar la mayor sensibilidad, llenar el alma con los chorros del agradecimiento infinitos.

Tiene ojos distintos, uno es más verdoso y el otro color miel. El carácter afable y cordial no revela lo trabajadora y perfeccionista que es, las horas que ha sido capaz de invertir para quedar a gusto con lo que esperaba alcanzar.

Y aunque esas cosas no se heredan ni se enseñan, en eso es muy parecida a su maestra, Pilar Taboada.

La primera obra pictórica de Karen Schulze tenía el señuelo de las aguas. Su expresionismo abstracto revelaba los movimientos, los reflejos, las transparencias que iluminan, tranquilizan y vitalizan a la vez, en un recorrido cargado de sensualidad.

Sus primeras esculturas eran representaciones sólidas, bañadas por la fuerza del color, de formas táctiles, curvas y enlaces que permitían siempre  divagar e interpretar los sentidos.

El trabajo que está desarrollando ahora, a nivel pictórico, que ella denomina realismo mágico es completamente diferente. Son los colores del trópico, ligados con la fuerza femenina, palmeras abstractas, siempre el océano fondo cielo, inmersos en signos que solo ella es capaz de combinar con elegancia y toques de distinción.

Sus Diosas, esculturas que ha ido perfeccionando con diferentes materiales, revelan en la fragilidad, la enorme fuerza que hay que tener para enfrentar al mundo. Algunas, de tonos pasteles, tienen unas vibraciones muy especiales, trabajadas una a una a mano, para que tengan impregnada corrientes de buenos deseos y elevación.

Lo que sigue a continuación es su relato, apenas sin preguntas. Solo al final cuándo indagué sobre cuál era el mayor milagro en su vida, se le aguaron los ojos (el guarapo, como diríamos en Venezuela) para dar luz a su dimensión humana, amorosa; sentida.

Testigo silente, acompañante maravilloso de este encuentro, su esposo Santiago, quien al estar presente, también supo aportar el orgullo de ser su compañero de vida, de apoyarla, de saberse padre de tres hijas maravillosas y una nieta que les hace sonreír mucho más.

Sin que nada de lo expresado desvíe la atención sobre lo que es la vida: altos y bajos para hacernos conscientes de la verdadera realidad.




CREAR CON LAS MANOS

Siempre he estado vinculada a lo que es la idea de arte, de lo bonito, de lo estético, del diseño. Me gustaron las cosas diferentes. Me encantaba crear con mis manos todo tipo de cosas, me inclinaba a la pintura, dibujar. Incluso en el colegio me gustó participar en obras de teatro. Siempre estuvo esa vena artística que no sabía hacia dónde la iba a encauzar.

Cuando nos mudamos a vivir a Valencia (la de Venezuela, en el estado Carabobo) justo enfrente de la artista plástica Pilar Taboada, la conocí y me agradó mucho ella, desde el principio. La conocieron mis padres, vivíamos en una cuadra donde todos los vecinos eran amigos y había cordialidad entre todos. Ella tenía una escuela de pintura y comencé allí a vincularme con el arte de una manera más profesional, por así decirlo. A estudiar como tal comencé alrededor de catorce años, combiné mis estudios de bachillerato con las clases de arte.

Ella fue mi primera maestra y la que me llevó por este mundo del arte. Me hablaba de mi talento y teníamos profesores de diversas nacionalidades, italianos, cubanos, quienes me daban siempre un buen feedback.

Cuando me gradué en el colegio continúe en la escuela de arte y hacía las materias con ella. Vi en parte diseño y dibujo libre. Mi mamá quería que yo fuese abogado, aunque primero iba a estudiar comunicación social en Caracas. Me convencieron y duré en la Facultad de derecho de la Universidad de Carabobo un semestre apenas. No era lo mío.

En ese entonces yo era novia de Santiago, hijo de Pilar Taboada, y nos casamos. Yo era muy jovencita y nos tocó mudarnos a Caracas porque consiguió trabajo allá. Él se acababa de graduar en la universidad.

Al mudarme quería seguir estudiando algo relacionado con marketing, publicidad, comunicación social y encontré un lugar que se llamaba el Instituto de Mercadotecnia y empecé a cursar publicidad y mercadeo. Al año me quedé embarazada. Una vez que nació mi bebé me dediqué a cuidarla y cuando Gabriela tenía diez meses a Santiago, al cambiar de trabajo, lo trasladaron a Valencia. Eso fue muy bueno porque de esta manera teníamos a la familia más cerca, mi hermana, mis padres, mis suegros. Allí se vivía, en ese entonces, más tranquilo, al ser una ciudad provincial, a dos horas de Caracas.

Entonces supe que tenía que retomar mi carrera y ésta se inclinaba hacia las artes. Me apoyaron mucho Pilar y Santiago y nos dirigimos al Instituto de Diseño de Caracas, sucursal Valencia, que era como una extensión de la Escuela de Diseño de Florencia, con el mismo pensum. Metí a Gabriela en una guardería que me quedaba justo en frente del instituto y fue una carrera que comencé de cero, sumamente exigente porque fue manual: no había la ayuda de la tecnología como ahora. Había que trabajar muy duro, trasnocharse para cumplir con todas las tareas que mandaban. Por supuesto a mí me tocó el doble, porque tenía que atender un bebé, una casa y un esposo. Todos mis compañeros eran solteros.




RETORNO CIRCULAR

Me gradué de allí con honores. Me ofrecieron ser profesora y me quedé dando clases alrededor de dos años.

En lo que me gradué, planificamos tener otro hijo porque sino iban a tener mucha diferencia de edad. Me quedé embarazada de la segunda hija y ya me tocó trabajar desde casa con clientes free lance como le llamaban en esa época, que podía atender desde mi estudio.

Comencé a ocuparme en diferentes tipos de diseño para clientes de todo tipo. Empaques, productos a nivel gráfico y a nivel creativo. Me asocié con una alumna también del Instituto y montamos una agencia de publicidad. Comenzamos a trabajar y buscar a los clientes que había en Valencia, una ciudad industrial. Fue una época muy buena porque comenzamos a trabajar para Unilever Andina, Firestone, General Motors. Hacíamos lanzamientos de nuevos productos y organizábamos los shows de autos. Realizamos campañas de todo tipo, organizábamos convenciones de ventas.

Hicimos grandes presentaciones en el Teatro Teresa Carreño y fuera del país, en Punta Cana. Fue un proyecto muy exitoso.

Sin embargo cuando en Venezuela ya las cosas empezaron a cambiar a Santiago le salió la oportunidad de irnos a Quito y fue también otra vez empezar de cero. Adaptarme a un nuevo país. Sin conocer a nadie. Sin amigos. Mis hijas adecuarse a un nuevo colegio. Me tocó ser la que estaba en la casa, el soporte emocional de ellas, porque Santiago, en un principio, tenía que estar viajando por todo Ecuador. Pasé mucho tiempo sola. Fue muy fuerte para nosotras tres.

Dos años después me quedé embarazada de mi tercera hija y cuando cumplió dos años fue cuando retomé el arte… retorné al principio… fue como un movimiento circular… regresé a lo que yo había hecho al comienzo. Comencé a pintar, a experimentar nuevas técnicas. Vino Pilar Taboada a Quito. Se quedaba temporadas con nosotros y empezamos a trabajar juntas otra vez. Comenzamos a crear, a hacer cuadros y retomé la escultura. Cuando estuve en la Escuela de Arte hice esculturas en piedras reconstruidas, con un maestro italiano maravilloso que nos enseñó mucho, Ennio Guglielmetti.

Trabajé barro, la piedra reconstruida que es mármol molido mezclado. Armas un alma de metal por dentro y haces piezas hermosas.

Empecé y no paré nunca más.




ENERGÍAS ROMPEDORAS

Darme a conocer en Quito no fue fácil porque que venga una extranjera a posicionarse en el mundo del arte así como de la nada no fue como que me recibieran con los brazos abiertos. Pero afortunadamente los ecuatorianos son gente muy noble y receptiva, y mi arte empezó a gustar bastante. Hacía algo completamente diferente. Los ecuatorianos eran muy conservadores en sus gustos y en su estilo. Mi obra era rompedora, muy moderna.

En esta experimentación de texturas, de lienzos grandes, continué porque a mí siempre me ha gustado el formato grande. Me encanta. Los murales, los trípticos: me gusta la obra grande porque siento que me puedo expresar mejor, siempre en la línea del expresionismo abstracto.

Empecé a investigar sobre la iconografía budista. A leer mucho a la Diosa Shakti, el Dios Shiva y todo lo relacionado con la energía. Siempre he pensado que todo, incluso nosotros, somos energía. Cada uno emana una diferente. Vamos vibrando en campos magnéticos disparejos, hasta que conectamos. Enlazamos,  desconectamos. Y utilicé mucho las representaciones pictóricas hinduistas, porque me gustaba, me identificaba con la filosofía budista.

Incluía en mi obra letras y frases en sanscrito, por el significado que tenían y la obra hablaba mucho del Nirvana, de todo lo que has que traspasar para llegar a la iluminación.

Mientras estaba en este proceso, me dije “ya que me voy a dedicar al arte”, voy a lanzarme a enviar una obra a un salón a nivel nacional de pintura.




PRIMERA MUJER EXTRANJERA EN GANAR

Envié una obra que titule el Ojo de Shiva, el ojo de Dios, a la edición 53 del Salón de Octubre, tradicional certamen de pintura de la Casa de la Cultura del Guayas por las fiestas de Independencia que se celebran en Guayaquil. El maestro Enrique Tábara era jurado, un artista maravilloso, informalista y de expresionismo abstracto y fue quien me llamó para decirme que me preparara para dar una rueda de prensa, porque me había ganado el premio principal. Di la rueda de prensa, asistí a la todos los eventos que ello conllevaba. Eso me llevó a insertarme dentro del mundo del arte en Ecuador, desde una visión más profesional y sobre todo haciendo carrera y currículo. Me estaba conectando con todo lo que estaba pasando a nivel cultural con Ecuador.

A raíz de eso, una curadora muy famosa que es una eminencia, Inés Flores, que escoge a los artistas para apoyarlos,  le encantó mi obra y mi concepto, y me adoptó como artista. Con su ayuda, y por ser figura respetada en el universo cultural de Ecuador,  a quien quiero mucho y debo también mucho, expuse en las mejores galerías y museos de las mejores ciudades, Quito Guayaquil y Cuenca. Armé exposiciones individuales enormes, con montón de obras. Cada exposición tuvo entre veinte y veintitrés obras de gran formato,  diez esculturas e hice inclusive obra gráfica, grabados, acuarelas digitales e instalaciones de arte conceptual.

Hice en Ecuador lo que tenía que hacer, exponer en los mejores lugares, me di a conocer, la gente conocía mi obra; me hacían encargos. Realicé muchas obras para familias porque el formato grande es muy apetecido allí, pues las casas son enormes y quieren  obras para cubrir las dimensiones de esas paredes.

Empecé a mantener mi nicho de hacer obras específicas para casas, lobbies. Mis obras también están en todos los lugares importantes de las ciudades en las que expuse.

Me salieron también muchos encargos de empresas de Ecuador como por ejemplo la Corporación La Favorita, que me encomendaron las esculturas representación para la visión-misión de la compañía, que fueron un conjunto de figuras de tres metros. Cada una significaba  los objetivos y lo que simbolizaban para la organización.

Empecé a exponer en Miami de forma presencial; en Madrid de forma virtual;  y en mi casa tengo un espacio taller y galería, donde pueden las personas acercarse y de esta manera trabajar en conjunto para interpretar conceptos creativos.






LA ENERGÍA FEMENINA

Después que trabajé el hinduismo, realicé pinturas de cada chacra, relacionadas también con la cultura oriental. Hice varias exposiciones en torno a eso. Los nombres eran Entre cielo y tierra, Encontrando caminos. Siempre en la búsqueda, trabajando ese tema de la fuerza interna que nos mueve. Todo eso me fue llevando a trabajar la energía femenina y masculina, el tema de los opuestos y cómo se atraían; la comunión entre ellos.

De allí llegué al tema que estoy trabajando ahora, la mujer. La energía femenina. Comencé a investigar y explorar diversos materiales, llevando la obra al campo conceptual. El tema que trabajo es la valoración de la mujer, que pueda expresarse libremente tanto en su femineidad, su personalidad, su sensualidad, su valor como ser humano. Que pueda ocupar el lugar que le corresponde en el mundo, lejos de estereotipos y de encasillamientos sociales que se ha visto obligada a vivir a través de la historia.

La pandemia no llegó a todos en el 2020 y cuando estaba en el medio de mi taller, en medio de la nada y la soledad, pensando en qué hacer y cómo aportar mi grano de arena como artista, pensando en todo lo que estaba pasando y aunque siempre estuve en contacto con amigas que tienen fundaciones, me comuniqué en especial con una que tiene una ONG para atender a niñas (y niños) abusadas y maltratadas. Asunto que aumentó considerablemente durante el confinamiento,  a todo nivel, tanto del bajo como del alto estrato social, porque este virus global, ha sacado lo peor y lo mejor de los seres humanos.

Conversando con ella me sensibilicé ante las estadísticas presentadas durante el estado de confinamiento. Después de hacer una introspección de lo aportado por mi amiga, volví a meterme en el tema de la astrología,  quería saber qué estaba pasando en mi ser a nivel planetario, por qué estaba sintiendo tantas cosas. Fue una especie de coyuntura en mi vida y mi mapa astrológico reveló que se me estaba pidiendo que yo hiciera algo.

Estudié cual de mis esculturas era la más iconográfica en la representación de la mujer.

Siempre he sido muy sensible al tema de nosotras, las mujeres.






DIOSAS INUNDADAS DE MAGIA

A nivel compositivo como de formas me parece que el cuerpo femenino es lo más hermoso que Dios ha creado y me encanta enaltecerlo y exaltarlo, siempre desde todos sus significados: como mujer dadora de vida, mujer empoderada, mujer que lucha por mantener su lugar en un mundo prácticamente jerarquizado por el hombre, y al explorar todo esto, aunque siempre lo tuve en mente, ya había creado, siete años atrás en gres, la escultura de la Diosa, mujer valiente, libre de expresar su voz, e ir por sus sueños.

Esa escultura simboliza eso. Tiene los hombros en alto. Con su mirada creativa, expansiva. Su pecho firme. Erguida y manifestando sus sueños. Ocupando su lugar en el universo.

Utilicé esta diosa y la reproduje a escala, en dos tamaños, de 35  y 26 centímetros. Hicimos el molde. La vacié en resina, fibra de vidrio y creé toda una colección de Diosas, colaborando con un porcentaje de la venta a la Fundación Azulado Ecuador.

Trabajando porque las mujeres tengan primero la valentía de denunciar, porque la mujer ha sido a lo largo del tiempo muy reprimida por el hombre  a consecuencia de recibir todo tipo de amenazas. Se ha ayudado a estas mujeres dándoles talleres, apoyo psicológico, terapias para los niños y niñas también. Reinsertando, rompiendo el círculo de violencia a las que estaban acostumbradas a vivir. Todo ello me pareció una linda causa que me motivó a seguir aportando.

Ya voy por la segunda colección de Diosas, esculturas todas modeladas a mano, no son adornos hechos en serie, requieren dedicación y ha dado resultados porque las mujeres se sienten identificadas con este icono de la mujer de hoy. Los hombres han sido solidarios comprando la obra para demostrar a su pareja lo mucho que significan y que permanezcan a su lado.

Hice una colección de seis colores y a cada color le atribuí una magia que te ayuda a crear la vida que tu sueñas y que cada vez que la veas junto a ti, tenga un poder especial, cargada de magnetismo y que te haga recordar que estas aquí por alguna razón y que tienes que luchar por eso.

La gente ha conectado con esta propuesta.

CINCO SENTIDOS

A la par de eso sigo con mi obra pictórica, porque yo soy pintora más que escultora, y ahora estoy desarrollando pinturas que también hablan de la mujer, fusionando la técnica de realismo mágico con un poco de diseño gráfico, que es mi formación también. Creo que estoy en la búsqueda de unificar estos dos estilos que siempre han estado rondando en mi vida.

Quiero hacer una serie de este nuevo proyecto que se llama Cinco sentidos porque es una experiencia sensorial para mí. Tiene que tener la capacidad de despertarlos y provocar emociones. Serán doce obras, ya tengo los bocetos hechos, y es la que quiero presentar en España.

Ahora siento que estoy completamente lista para crear y poder mostrarlas al mundo.

Paralelamente estoy desarrollando mi otra obra que se llama Serenidad Dorada (Golden Serenity) que es donde trabajo con la hoja de oro que utilizo como lo hicieron en la época colombina, los fundadores de la Escuela Quiteña. De esta manera rindo tributo al país que me acogió, donde ya llevo veintidós años viviendo, que me ha dado experiencias maravillosas, como mujer, como artista y como familia.

Es utilizar la cosmogonía del tema andino, utilizando la hoja de oro a mis cuadros modernos, porque yo soy cien por ciento modernista.

En esa línea me manejo a nivel de diseño interior. Para complementar diseños interiores. Trabajo el tema de las energías. Todas las obras que yo hago tienen un significado y una historia. Tengo series de Golden Serenity  en tonos azules y dorados que para mí representan los reflejos del mar Caribe, donde crecí. Los brillos sobre el agua. Mi padre era marinero frustrado, le encantaba llevarnos al mar y Venezuela es un país maravilloso, bañado por el Caribe.

Los artistas del nuevo mundo somos una fusión, tengo ancestros alemanes, españoles y también latinos. Somos un cruce de culturas que corren como la sangre por las  venas. Tenemos un mix de culturas y reminiscencias; de infancia, de cuentos de la familia. Variadas tradiciones nos envuelven y nos hacen más amplios en conciencia.

¿Cuál ha sido el mayor milagro de tu vida?

Mis hijas. Ser madre desde tan jovencita y ver esa continuidad en ellas… como mujer dadora de vida y observar a esos seres humanos maravillosos. Sentir que valió toda la pena.

Al ver a mi nieta puedo decirte que ella viene del alma, del corazón. Al verla digo “continúo”… como las series de televisión… tenemos una conexión maravillosa….






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