Un libro es la esencia vital de un gran espíritu, destilada y celosamente preservada para una vida que se prolonga más allá de la vida, así que viene a ser como una especie de intercambio, del espíritu del lector con el del autor, como una vez lo dijera John Milton. Esto tiene una enorme ventaja para el que lee porque constantemente está reestructurando su plan de vida. Hay muchas personas que creen que van a leer la obra de otros pero en realidad lo que uno está haciendo es buscándose a sí mismo. De allí que existan libros que se vuelvan de cabecera.
La reflexión nace del intercambio de ideas entre Freddy Rojas, coordinador regional (Carabobo) de la plataforma del libro de la lectura del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, quien vino acompañado a la entrevista con Adrián Guerra, un hombre que más que asesor le gusta que le llamen colaborador después de su vasta experiencia de 32 años como bibliotecario para niños en Cuba, donde preside dicha sección cultural.
¿Cuál es su labor dentro de los proyectos de la plataforma del libro?
Yo he venido a un proyecto de cultura en curso que es una especie de intercambio en forma de talleres con la idea de poder contribuir, con todos los consejos populares, representantes de la plataforma del libro, libreros y todos los elementos involucrados en el acercamiento de la población a la lectura.
Vamos a intercambiar maneras de hacer porque inclusive tengo muchos trabajos que no están estandarizados, algunas bibliotecas ya los están empleando y desde hace muchos años pude cambiar cosas para mejorar para bien porque es mi manera de ser. Nunca me ha gustado el camino trillado sino explorar nuevas posibilidades.
Inclusive atendiendo a esa frase de Julio Cortázar quien dijo que uno va al libro con un alma y sale con otra -interviene Freddy Rojas- porque cuando leemos un libro ya no somos los mismos porque hay un proceso de resignificación espiritual, emocional y humana es cuando uno descubre que uno no es el mismo pero el libro tampoco lo es. Hay una lectura múltiple.
¿Qué es la plataforma del libro?
Es un nuevo modelo organizativo que forma parte de lo que son los gabinetes regionales de la cultura, estructura que adoptó el Ministerio desde agosto del año pasado, que tiene como propósito acercar la acción y la direccionalidad de la política cultural del Estado. De manera que en Venezuela se han creado 24 gabinetes en los que están presentes las 8 plataformas que conforman el Ministerio, patrimonio cultural, bibliotecas, Misión Cultural, Consejo Nacional de la Cultura, el Instituto de Artes Escénicas y Musicales, el Instituto de Artes e Imagen y el Espacio, el Cine y la Fotografía y la plataforma del libro.
Todas ellas son las encargadas de direccional las líneas matrices del estado cultural venezolano.
¿Es como la unión de esfuerzos?
Es un poco como el ensamblaje de todas las instituciones dedicadas a la promoción del libro, la escritura que antes estaban diseminadas en diferentes instituciones y que ahora la anterior Dirección de Literatura del Conac se ha conformado a través del Cenal, la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, el Celarg, Monte µvila Editores, la Biblioteca Ayacucho, la Imprenta Cultural, la Editorial El Perro y la Rana, la Distribuidora Venezolana del Libro, el Museo de la Palabra y Librerías del Sur (antigua Kuai Mare) son los encargados de llevar hacia delante toda la política de promoción de lectura, escritura, distribución del libro; captación de nuevos autores y nuevos talentos literarios. Cada uno de estos entes se encargan de coordinar unos programas muy concretos.
¿Aumentó el número de Librerías del Sur?
En la actualidad hay 52 Librerías del Sur frente a las 17 que existían hace diez años atrás. En Carabobo tenemos dos, una en Puerto Cabello y otra en Valencia, en el Centro Comercial Camoruco.
¿Todas estas instituciones están dirigidas por el Instituto Centro Nacional del Libro?
Sí. Todo apunta a acercar el libro a la gente sin que existan mayores mediciones, que la gente conozca nuestras políticas. Todo anclado bajo el precepto fundamental de la democratización del libro y la lectura.
¿Qué ventajas ofrece que sea este sistema de plataforma?
La gente ya no tiene que viajar a Caracas para buscar lo que necesita y por otro lado podemos acercarnos a los autores locales. Hacemos constantemente expoventas en las Librerías del Sur y a pesar de nuestras limitadas posibilidades de recursos humanos y movimientos, con una gran capacidad de trabajo, mantenemos el lugar no sólo como aquel al que va la gente para comprar libros sino para leer cuentos, dialogar y de reunión y regocijo en torno al libro. Aunque las librerías son un negocio para vender libros el propósito se acrecienta convirtiéndolo en un espacio abierto al diálogo donde se puede hablar de cine, arte, fotografía. Que el centro de la conversa sea el libro.
¿Cómo están acercando el libro a la gente?
Llevando los libros a las escuelas, red de bibliotecas y siempre tenemos la posibilidad abierta de llevarlos a muchos lugares, inclusive mega mercados, porque queremos que el libro se acerque como un bien necesario para la vida cotidiana como el alimento. Reivindicar el hecho de que los libros dejen de ser una mercancía para realmente ser un bien cultural, al servicio de todos.
¿Involucran a todos los que también hacen posible los libros?
La plataforma tiene espacios para los sujetos del libro, el librero, los autores, las autores, los promotores de lectura, los editores, los diseñadores. Es decir, todos los ciudadanos.
¿Cómo nace el proyecto de imprenta regional?
Dentro de esta política de democratización del libro y la lectura y promoción de autores regionales y captación de nuevos talentos nació la idea de la instalación de 24 imprentas, una por cada estado, que forman parte de la Editorial El Perro y La Rana, apuntalada por la creación de la Imprenta Cultural en Guarenas, con unas dimensiones que sólo existen en Cuba y Argentina, para producir textos gratuitos y textos escolares a muy bajos costos.
¿Qué capacidad tienen los módulos regionales?
Las imprentas regionales son unos equipos no de una gran capacidad editorial pero un taller de producción que me va a permitir difundir los libros de los autores de los 14 municipios del estado Carabobo. Hemos constituido el Consejo Editorial Comunal conformado por 7 personas, 3 de los comités de cultura de los Consejos Comunales, un representante de la Misión Cultura, otro del Consejo Nacional de la Cultura uno de la red de escritores y uno de la plataforma del libro.
¿Cómo se seleccionarán los libros a imprimirse?
Los libros serán leídos por un grupo de lectores que estamos constituyendo y ello generará un informe que irá al Consejo Editorial bajo la figura de que no hay libro rechazado sino libro postergado.
¿Cómo se mantendrá esta política?
Si algunos autores requieren trabajar más su libro, su estilo narrativo, trabajar la palabra y trabajar más el verbo, se le harán recomendaciones, se le ofrecerían talleres de creación literaria para que trabaje con su propio libro, para que de alguna manera pueda él descubrir mejores capacidades para pulir el libro. Ya tenemos 7 libros por Carabobo totalmente preparados que esperamos presentar en la Filven 2007 que se realizará en octubre.
¿Los que tengan ya trabajos dónde pueden presentarlos?
Tenemos un espacio tanto en la sede del Ince como en la Biblioteca "Manuel Feo La Cruz". Invitamos a todos los que tienen trabajos en todos los géneros, poesía, narrativa o ensayo, trabajos de investigación sobre la Tierra, el agua, las rocas, el suelo o sobre el canto de los gallos porque ahora alguien acaba de decir que el gallo canta por celos no para despertarnos lo cual le resta poesía...
O le agrega...
O lo enriquece quizás. Es un programa, para qué impugnar la noción anacrónica de que los escritores y las escritoras son unas personas superdotadas. Todos los seres humanos pueden desarrollar sus capacidades expresivas como lectores y escritores competentes porque la literatura se crea desde la esencialidad humana y como todos somos esencialmente humanos todos podemos hacer poesía con la materia con que se construye la poesía o el relato, el ensayo o la novela.
A Freddy Rojas lo conocemos desde hace años cuando llegó a la redacción de un periódico a pedir que le hiciéramos un reportaje para incentivar al grupo de niños que en un Conjunto Residencial en Naguanagua se reunían con él una vez a la semana, en las escaleras, a leer y soñar con historias que fueron haciendo suyas.
Apoyado en el viento y en el poder de las metáforas no es casual que hoy ocupe este lugar en la plataforma de lectura carabobeña porque largo y tenaz ha sido su empeño de permanecer fiel a la paz espiritual que le ofrece llevar consigo un morral cargado de libros y poder ofrecerlos como un arma para contribuir al crecimiento de saber que existimos, cuanto más felices, si erigimos y apreciamos la vibración de la creatividad (Notitarde, 18/08/2007, Confabulario).-
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