Si algo caracteriza a Luz Marina Rojas es su temple al momento de asumir los retos que se le presentan por delante. Como artista siempre estuvo indagando como todos los que tienen dentro de si esa semilla innata de la creación. Esa simiente, quienes la sienten, saben que es intransigente y tirana, pero a la par, tolerante y plena de libertad. Esa bifurcación es la que invita a seguir buscando, ampliando horizontes, sin dejarse vencer por las dificultades.
La versatilidad de Rojas es enorme. Pintura, esculturas, fotografías y joyas son parte de su inquietud innovadora. Tiene un cerebro disciplinado en el arte desde el mismo momento que fue a las escuelas de arte Arturo Michelena y Rafael Monasterios (estudió en ambas y a la par, entre Valencia y Maracay) a buscar información, conocimiento y destrezas para poder desarrollar su potencial, y a ello hay que agregarle la perseverancia con la que ha trabajado a lo largo de los años.
En sus pinturas se observa una investigación personal sobre el mundo simbólico y onírico al que ella regresa también en sus esculturas, pero justo fue su indagación en el esmalte sobre metal lo que la llevo al trabajo de orfebrería.
Una simple mirada al conjunto de piezas revela el vigor, sensualidad y calidez con que desarrolla cada uno de los objetos, como si se tratara de un sortilegio emanado para transmitir fuertes y positivas energías.
De ese hallazgo, de cuando se ocupaba de indagar sobre la técnica de esmalte sobre metal, nació el trabajo más personal de Luz Marina Rojas. Sus piezas únicas reflejan el delicado encuentro de la piedra a la que raras veces interviene porque busca respetar las formas halladas para la estructuración bien sea de un collar, un anillo, unas pulseras u otras piezas que moldea con intuición y estética íntima.
Como permanente observadora de un equilibrio esencial y vital respeta las vetas de las piedras, apenas las roza cuando tiene que limarlas para que consigan engranarse en el metal y así va consiguiendo representaciones únicas y elegantes que escaparon de muchos rincones de la tierra para convertirse en obras de arte.
Es una labor minuciosa, concreta. Es la comunicación del artista con los materiales para gestar nuevas formas, colores y la utilización cónsona de los materiales para que brillen, se luzcan y penetren la piel de quien los lleve, en la búsqueda de esa armonía universal presentida.
Algunas de sus joyas son reversibles, de colores y simbología distintos por cada lado, dándoles una función completamente novedosa, aprovechando al máximo todo el trabajo detallista que ejecuta.
Rojas desde sus comienzos se supo valiente. No le tuvo miedo al trabajo. Trabajó ella misma la piedra que recolectaba en las canteras; recogió troncos de arboles donde los encontrara.
Su taller, ordenado y pulcro, ha estado revestido por el esfuerzo que muchos otros artistas se ahorran mandando a cortar maderas o partir enormes piedras, razón válida cuando se pueden tener ayudantes. Pero ella no ha querido necesitar este tipo de ayuda, ella ha sido razón del esfuerzo propio, conseguido con la pasión, porque sabe que en esa voluntad, se perfilan nuevas inspiraciones; hallazgos que la han ido llevando por el exitoso camino trazado.
De esta forma nacieron ensamblajes (resinas, piedras, madera) en el descubrimiento de esas formas tan suyas que la caracterizan al momento de hacer esculturas. De gran influencia surrealista que ha ido arraigándose hacia una tridimensionalidad más sencilla, un origen que se reencuentra, con un toque espiritual muy personal: el gran ojo esencia del todo cósmico, que muta su alrededor.
Rojas tiene una fuerza mística que se le escapa de su corazón.
A veces pule la piedra. Otras tantas las deja en estado original, como el anillo lapislázuli que posee encanto, sin la pulitura final que le hubiesen dado otros artistas. No quiere perder la fuerza de lo natural. Apenas la interviene con hilos de oro, plata o cobre.
Su emoción, palpable al momento de crear, también tiene el sello personal de construir hasta las mismas cadenas con que cuelga sus piezas. Como ya hemos dicho, ella no le teme al trabajo porque es su disfrute, fuego y pasión. Recompensa de hallazgo y transmutación (27/05/2011).-
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