En apariencia, poco tienen en común estas dos películas realizadas este año por la industria norteamericana del cine. Se trata de The help (titulada hasta ahora en español con el inexpresivo nombre de Señoras y criadas) y The debt (un poco más leal al original, presentada como La deuda o Al filo de la mentira).
Ambas tratan los temas que quizás más han tocado los hollywoodenses: la diferencia racial y el aún muy latente tema judío-nazi. Son tramas-vergüenza dentro de la historia de la humanidad y dejan fuertes y claras lecciones sobre este aprendizaje que es el paso por esta fugaz existencia.
Sinopsis de la que debería llamarse simplemente La ayuda: Eugenia Phelan (Emma Stone), es una joven de 22 años que ha regresado a su casa en Jackson, al sur de Estados Unidos, con el animo de ser escritora, al concluir sus estudios en la Universidad de Mississippi. Sin embargo, en plena década de principios de los 60, su madre Eugenia (Allison Janney) luchará hasta que su hija esté comprometida con un hombre “aceptable” dentro de los cánones establecidos.
El personaje de Aibileen Clark (Viola Davis) representa a una mujer de servicio negra. Una mujer reservada, inteligente y formal que ha criado a 17 niños blancos. Tras perder a su hijo, mientras sus patrones blancos ejercían el ejercicio de la indiferencia, Aibileen, siente que lo sucedido trastocó su vida y se compromete con la educación de la niña que tiene a su cargo, aunque sabe que el paso del tiempo hará que se separen y tome la aversión como la mejor forma de sobrevivir en los círculos sociales de los blancos.
Minny Jackson (Octavia Spencer) es la mejor amiga de Aibileen, escandalosa, impertinente, rebelde y seducida por su ego.
Las tres, Eugenia, Aibileen y Minny se unirán para llevar a cabo un proyecto clandestino que supondrá un gran riesgo para todas ellas, porque se liberarán de la miseria humana y de los prejuicios que intentan despertarse como fantasmas que son. Solo que cuando asesinaron a Kennedy eran todavía de carne y hueso.
Argumento de La deuda: En 1997, dos expertos agentes del Mossad ya retirados, Rachel Singer (Helen Mirren) y Stephan Gold (Tom Wilkinson), reciben una misteriosa y sorprendente noticia sobre un antiguo compañero, David Peretz (Ciarán Hinds). Todos ellos se convirtieron en figuras respetadas en Israel gracias a una misión que realizaron años atrás en lo que quedaron como héroes. El pasado viene a cobrar la mentira.
Se verán obligados a rebuscar las angustias y sinsabores del tiempo y resucitar dicha misión, realizada entre 1965 y 1966, cuando ellos, unos jóvenes, Rachel Singer (Jessica Chastain), David Petretz (Sam Worthington) y Stephan Gold (Marton Csokas), localizaron en Berlín al peligroso criminal nazi Dieter Vogel (Jesper Christensen), apodado por su terrible trabajo como el «cirujano de Birkenau».
El equipo arriesgó mucho y pagó un elevado precio por conseguir el éxito de la misión. La distancia y el tiempo ofrecen las numerosas revelaciones que desatan un final que no podía posponerse.
Los preparados en luchas cuerpo a cuerpo y altos sistemas de espionaje del Mossad nunca intuyeron que el peligroso y ya anciano criminal nazi conservaba una mente intuitiva capaz de colapsarlos como seres humanos. Allí el gran atractivo de esta pieza. El mal, aunque imperfecto, siempre buscará triunfar con profundos conocimientos de la psicología compasiva. Con dictados hasta del mas allá, como dirían los estudiosos de fenómenos paranormales.
Ambientadas las cintas en los años 60’ seguramente serán nominadas a los premios Oscar, estos que ensalzan a principios de cada año, por los que mucha gente se avocan por la fuente de ingresos que genera a un grupo de privilegiados que, claro está, desean conservarla a como dé lugar. Pero restando o sumando con ellos, el cine es un vínculo cultural que pese a su sistema comercial genera más beneficios que oscuras luces.
Tienen estas cintas también en común a una actriz: Jessica Chastain, en el papel de Celia en The help y como la humana Rachel Singer en The debt. Dos sólidas actuaciones en ambas.
En lo particular me parece mucho más firme The help, del director Tate Taylor. Sus momentos son mucho más emotivos. La calidad de su puesta en escena es avasallante.
Ocurre que en el filme The debt como tiene a los personajes de jóvenes y de la tercera edad se despierta una ambivalencia entre lo despertado en plena acción del pasado y la actualidad. Es decir, valdrían dos partes, el desarrollo completo de los personajes jóvenes y el desenlace cuando de héroes pasan a ser a unos simples sobrevivientes de esa gran tragedia que significó buscar y encontrar a los verdugos. Las actuaciones impecables, sin embargo, saltan con bastante fortuna los obstáculos de esta película.
La ayuda signifca la reunión de gente capaz de producir cambios basados en el amor, la sinceridad, la liberada energía del odio cuando existe injusticia.
La deuda se acentúa cuando en el pasado dejamos cabos sueltos porque creímos que eso era la perfecta conveniencia (Notitarde, 18/12/2011, Lectura Tangente).-
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